En un punto en común entre los viajantes de paso por Misiones, hasta el cuarto tramo de la costanera de Posadas llegaron Jessica Acosta, Nicolás Rodríguez y su perra Samy, una familia de Buenos Aires que recorre Latinoamérica en un Fiat 128. Llevan dos años en ruta y documentan su viaje a través de las redes sociales.
En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, Jessica explicó que “estamos hace dos años y medio de viaje. La meta es llegar a México, pero lo más lindo es el transcurso a eso”. Respecto a los lugares que han visitado en este tiempo, comentó que “salimos de Buenos Aires, fuimos hasta la Patagonia, Ushuaia, hicimos un poco de Chile. Después fuimos a Buenos Aires, de ahí a Uruguay, donde estuvimos 10 meses, es un país hermoso. También estuvimos tres meses en Brasil”.
Sobre la llegada de esta familia a la provincia, indicó que “entramos a Misiones hace dos meses, donde ya estamos terminando de conocer”. En su experiencia en la tierra colorada, remarcó que “estamos encantados, nos gustó muchísimo la gente. Al ser de Buenos Aires, ya ves la tierra colorada y te emocionas”. Entre los puntos más destacables de Misiones, precisó que “tienen muchas cascadas, muchos lugares agrestes, así que nos vamos muy conformes porque la gente fue muy linda”.
Los viajeros afirmaron que “entramos por Bernardo de Irigoyen, estuvimos en Andresito, recorrimos varios lugares, también pasamos por Oberá y tratamos de estar una semana y media en cada pueblo. Trabajamos los fines de semana y recorremos toda la semana”. Tras su paso por Misiones, aseguró que “la semana que viene vamos para Corrientes”. Asimismo, expresó que “hacer planes es al divino botón, porque terminás haciendo otra cosa. Trata uno de imaginar el camino, pero vamos cambiando”.
En este camino por varios países, resaltó que viajan “en un Fiat 128 del año 1983. Lo tenemos desde hace 12 años y lo conocemos bastante mecánicamente, porque es un ‘fierrazo’, como le dicen los que saben de autos”. Además, comentó que para esta aventura en las rutas “somos tres, con mi compañero Nico y la perrita Samy, que ya estaba en la familia y era imposible dejarla”.
Sobre la decisión de emprender un viaje de estas características, contó que “no es fácil, pero al ponerlo en la balanza la vida del viajero es espectacular. Ganás un montón, conocés mucha gente, no te duele la cabeza ni el cuerpo”.