Alarmas encendidas y movimientos intensos de investigadores de la Policía de Misiones para esclarecer el golpe armado registrado el miércoles por la noche sobre la ruta nacional 12 a un camión distribuidor de carnes en la zona norte de esta provincia.
Las tres víctimas que viajaban en el transporte, de regreso a las 20.30 desde Puerto Iguazú, a la empresa San Francisco, en el barrio homónimo en Puerto Rico, coincidieron en sus relatos y denuncias en que fueron engañados por un falso puesto de control de seguridad de la Policía a la altura del kilómetro 1.580 en proximidades al cruce de Puerto Esperanza, zona conocida como “Gauchito Gil” por la presencia de un santuario al famoso bandido rural correntino.
Dos empleados “de confianza” para sus patrones, con 18 y 10 años de antigüedad y sin tachas en su labor, y un empleado de seguridad fueron reducidos por al menos dos policías, o al menos dos hombres con uniforme, chaleco antibala, refractario de seguridad y pistolas nueve milímetros, quienes no dudaron en apuntarles a la cabeza y obligarlos a subirse a la caja apagada de refrigeración, donde fueron encerrados mientras en la cabina los asaltantes se llevaban toda la recaudación de la tarde: nueve millones de pesos en efectivo.
Los denunciantes también señalaron que cuando observaron el control policial había un automóvil adelante al que los uniformados ordenaron que siguiera camino y que a ellos les hicieron señas para que el camión se estacionara en la banquina.
No hubo temor ni dudas. El conductor respetó la orden y cuando abrió la ventanilla uno de los policías extrajo de la cartuchera sujetada con una muslera en la pierna derecha una pistola. La misma maniobra desplegó el otro “policía” y los tres empleados entendieron que si no hacían caso sus vidas estaban en peligro.
Todo lo demás fue rápido. Los subieron a la caja vacía de carne y los encerraron. Mientras obedecían les quitaban los celulares y “se los habrían formateado”, remarcó una de las fuentes consultadas por PRIMERA EDICIÓN.
También fueron coincidentes al destacar que “hablaban como policías misioneros, no parecían paraguayos ni de otra provincia argentina” y que antes de quedar encerrados vieron un vehículo a un costado de la ruta que estaba pintado o ploteado como un automóvil de la Policía de Misiones.
No pudieron ver cuál fue la dirección que tomaron los asaltantes porque quedaron encerrados en el camión y fue un automovilista que observó el camión varado en la oscuridad, sin señales de seguridad, quien al llegar al verdadero puesto de vigilancia de la Unidad Regional V en Puerto Esperanza, alertó de esta irregularidad.
Cuando la patrulla llegó hasta el kilómetro 1.580, los efectivos escucharon los gritos de auxilio de las víctimas encerradas. Las liberaron y se activó el protocolo para interceptar “llamativamente” a un móvil policial, tal como lo describieron los tres empleados.
En la misma zona del asalto del miércoles pero tres semanas antes, otro camión de la empresa San Francisco recibió impactos de bala en varios puntos y que partieron de “motochorros” que intentaron interceptarlo con la misma intención, robar.
En este caso el chofer aceleró y los delincuentes desistieron. El camión continuó su recorrido hasta Puerto Rico y en la Unidad Regional IV se presentó la denuncia y dieron detalles de lo sucedido. Los propietarios decidieron varios días después reforzar la labor de sus empleados con custodias privadas.
La investigación en torno a estos hechos anoche no había registrado avances que se aparten de hipótesis o sospechas. Certezas y pistas firmes no se habían logrado, lo que profundizó la sensación de que estos golpes puedan replicarse porque no tenían determinado si fue utilizado un patrullero o lo disfrazaron de tal a otro automóvil.
Para los investigadores los relatos de las víctimas no remitían duda. No se trataría de un autorrobo ya que los empleadores remarcaron de la honorabilidad y responsabilidad de las víctimas. “Confianza ciega” destacaron las fuentes que evidenciaron los propietarios de la firma frigorífica.
Lo que no se habría podido aclarar, al menos hasta anoche, el porqué tenían tantos dólares como recaudación. Existiría la sospecha de venta de carne a contrabandistas paraguayos que pagan con la moneda estadounidense.
No obstante, la precisión del golpe, entrenamiento de los asaltantes, los recursos para poder simular u obtener un patrullero policial y montar un puesto de seguridad vial en una época del año de mucho tránsito turístico por la zona, próxima a las Cataratas del Iguazú por ejemplo, llamó al máximo la atención de las autoridades policiales.
Mientras tanto, se trabaja por esclarecer el hecho, el juez de Instrucción 3, Martín Brites, aguarda las actuaciones de la Unidad Regional V para direccionar los próximos pasos.