La capilla de San Pantaleón, ubicada entre las avenidas Padre Kolping y Almirante Brown, en Villa Cabello, se prepara para las fiestas patronales de este 2023, cuyas actividades arrancarán este martes.
Así, desde este martes 18 de julio se iniciará la Novena en su honor y, hasta el miércoles 26 del corriente, todos los días a las 17 horas se rezará el Santo Rosario en honor y agradecimiento al Patrono de los enfermos y los médicos.
Los primeros seis días de rezos se visitará además, a las familias de enfermos del barrio que así lo soliciten.
Además, el lunes, martes y miércoles de la semana entrante, desde las 18 horas habrá una misa el primer día por las familias, el segundo por los enfermos y el tercer día por los abuelos.
Ya el jueves 27 de julio, día de San Pantaleón, las celebraciones arrancarán a las 6, con la primera misa de la jornada; luego habrá adoración al Santísimo hasta las 9. Ya a las 10 se realizará la misa especial para los enfermos y ancianos a cargo del padre Gigio Barrios.
En tanto, a las 14.30 se llevará a cabo una misa muy singular, pues la misma será en guaraní y estará a cargo del padre César Benítez.
Asimismo, y desde las 16 habrá una procesión por el barrio; y a continuación desde las 17 tendrá la misa central de San Pantaleón que este año su lema es: “Junto a San Pantaleón anunciemos a Jesús”. Mientras que a las 20 habrá una misa de Sanación.
Por otra parte, durante toda la jornada habrá feria de platos, entre otras actividades y sorpresas, para esta fecha especial.
Los interesados en ser parte pueden acercarse hasta la capilla ubicada en Villa Cabello y a una cuadra de la costanera Oeste, entre los puentes sobre Blas Parera y Chacabuco, pueden hacerlo a través de las líneas de colectivo 11, 23, 26, 27, 31 y 32.
¿Quién fue San Pantaleón?
Según el santoral del 27 de julio, es el día de San Pantaleón, un médico mártir nacido a fines del siglo III en Nicomedia (la actual Turquía). Su nombre, en griego, significa: “El que se compadece de todos”. Tiene el honor de ser el patrono de los médicos y enfermos, uno de los catorce santos auxiliadores y de los santos anárgiros. Lo que se conoce de San Pantaleón está en un antiguo manuscrito del siglo IV que se encuentra en el Museo Británico, allí se indica que era hijo de Eustorgio y Eucuba. Fue médico como su padre y pese que su madre era cristiana se dejó llevar por la vida del mundo pagano y rechazó la fe.
Un buen cristiano de nombre Hermolaos lo animó a que conociera “la curación proveniente de lo más alto” y lo llevó a la Iglesia. De esta manera, poco a poco se entregó al servicio de Cristo atendiendo a sus pacientes en Nombre del Señor. Por aquel entonces se desató la persecución de Diocleciano en Nicomedia, Pantaleón regaló todo lo que tenía a los necesitados y algunos médicos envidiosos lo delataron a las autoridades. Fue arrestado junto a Hermolaos y otros cristianos. El Emperador quería salvarlo en secreto y le dijo que renunciara a su religión, pero Pantaleón se negó y con la ayuda de Dios curó milagrosamente a un paralítico para demostrar la verdad de la fe.
De esta manera, el santo que una vez negó sus creencias, fue condenado a ser decapitado junto a sus compañero y murió un 27 de julio a inicios del siglo IV, a la edad de 29 años.
Se dice que trataron de matarlo de seis formas diferentes: con fuego, plomo fundido, ahogándolo, tirándolo a las fieras, torturándolo en una rueda y atravesándole una espada. Pero con la ayuda del Señor resultó ileso. Cuando fue decapitado, el árbol, donde ocurrió el martirio floreció al instante.
La tradición cuenta que sus discípulos recogieron su sangre en pequeños trozos de tela y la distribuyeron en relicarios por toda Italia y parte de la cuenca del Mediterráneo. Algunas reliquias de su sangre se conservan en Constantinopla (Turquía), Ravello (Italia) y el Real Monasterio de la Encarnación en Madrid (España) que es custodiado por las religiosas Agustinas Recoletas. En esta ciudad española, su sangre permanece en estado sólido casi todo el año y se produce el milagro de que se vuelve líquida cerca de la fiesta litúrgica del Santo, fecha en la cual las religiosas abren las puertas al público para que aprecien el hecho.