La Secretaría de Movilidad urbana de Posadas decidió implementar con SUSA (la empresa del Grupo Z para el sistema electrónico de viaje que sigue sin entregar tarjetas plásticas) un código QR estático para quienes no tienen un teléfono celular, para los menores, discapacitados y población adulta mayor que cuenta con gratuidad.
Debieron pasar muchos meses hasta que finalmente se pusieron a trabajar en no sacarle más dinero a los pasajeros frecuentes pagando el boleto único sin subsidios, porque se habían quedado con su plástico SUBE Misionero invalidado, y no conseguían un repuesto. Muchos no contaban con conectividad para el uso de la SUBI y la vida se le había hecho mucho más complicada para poder viajar.
Ahora, en algunos casos, para evitar incluso el pago del boleto ya que están alcanzados por la asistencia del Estado para el uso gratuito del transporte público de pasajeros, esa población que quiera el QR estático se va a tener que reempadronar.
¿Se pondrá más personal para evitar las largas colas de siempre o el destrato no cambiará?
Evidentemente, SUSA y la Secretaría de Movilidad Urbana vienen aplicando el “prueba y error”, sin escuchar los pedidos de los usuarios e intentando imponer métodos que eran vox populi que iban a fracasar.
Lejos está la misión oficial y empresaria Z de querer facilitar el traslado a las personas. Peor aún, de la necesidad de muchos que no tienen gratuidad, de querer pagar tranquilos y no caer en una misión imposible.
Si este QR estático fracasa: ¿qué vendrá? Nadie lo sabe, salvo Lucas Jardín y los dueños del Grupo Z que imponen las reglas con las que se viaja en Posadas. Es que son la autoridad de aplicación y el grupo que maneja el 90% de las líneas.