Una mujer de 35 años denunció ayer que fue golpeada en su vivienda por efectivos policiales que ingresaron con la sospecha de que le habría robado el teléfono celular a un hombre al que había conocido durante la noche del sábado 27 y madrugada del domingo 28 de mayo en un bar pool de esta ciudad.
El procedimiento policial se concretó el miércoles 7 de junio en el barrio Caballeriza de Oberá y la mujer que denunció la violencia con la que fue tratada por los uniformados padece retraso madurativo.
La detuvieron entre incidentes que incluyeron golpes y esposas y que no culminaron con el traslado a la comisaría Primera de la Unidad Regional II en el centro obereño sino que se profundizaron con el traslado a una celda de la comisaría de Los Helechos.
Viviana (su identidad completa este medio se reserva) detalló lo que sufrió y que recién ayer se decidió a denunciar para que la Justicia intervenga: “Aparecieron varias patrullas a mi casa como si fuera una asesina. Yo vivo en una vivienda pegada a la de mi madre y los policías arrasaron con una presunta orden de allanamiento buscando un teléfono celular que un hombre denunció que yo se lo robé de su casa. Nunca fui al domicilio de esa persona, la había conocido esa noche en un bar pool de la avenida De las Américas pero yo fui a ese lugar con amigos y en mi motocicleta, después él me pidió que lo acercara a su casa y comenzó a manosearme y a invitarme a su casa. Frené y me defendí con el casco para que se bajara y se fuera solo y yo me fui a mi casa con miedo”.
La denunciante trabaja como cuidadora de un jubilado y en talleres de la Municipalidad de Oberá, además percibiría ingreso por discapacidad, un leve retraso madurativo, según describió a PRIMERA EDICIÓN.
“Vivo sola pero detrás de la casa de mi madre, en el mismo predio tengo cuatro perros, dos pitbull, un mestizo y un caniche. Cuando los policías entraron a mi casa yo estaba por tomar mate, eran las 5 de la tarde y los perros reaccionaron para defenderme pero por la prepotencia con la que ingresaron. Ahí comenzaron a golpearme y yo intenté defenderme. Me patearon, pisaron y esposaron me tiraron en el patrullero y una mujer policía me aplastaba y otro me pegaba en la cara. Me llevaron a la comisaría Primera y en mi casa no encontraron nada, ni el celular que dijeron que buscaban”.
Agregó que de la seccional la trasladaron, sin revisarla ni dejarla comunicarse con su familia, a la comisaría de Los Helechos: “Ahí me sacaron toda la ropa, totalmente desnuda me encerraron en una celda chiquita sin nada, solo cemento y desde las otras celdas me miraban varones detenidos y yo estaba tirada y con frío. Ya de madrugada me dieron una frazada y así me quedé hasta las 5 o 6 de la mañana que me dieron galletitas y cigarrillos que me había llevado mi madre. Después me entero por ella que me había acercado ropa, un taper con comida y hasta caramelos, pero todo eso me robaron los policías, no me dieron nada, ni al baño me dejaron ir, tuve que hacer pis entre rejas”.
“Cerca de las 8 me sacaron a los gritos y me devolvieron mi ropa y de nuevo a la comisaría Primera de Oberá, ahí me atendió una mujer que se presentó como médica pero no me revisó, me hizo preguntas, me habló bien y me dijo que me iban a soltar, que firmara unos papeles y me fuera. Salí y no sabía como volver a mi casa, me encontré con una vecina que me ayudó a llamar a mi madre y ella me rescató”.
La progenitora habría logrado contactar horas antes al Juzgado de Instrucción 2 y comunicar la detención y el presunto exceso policial. De inmediato se habría ordenado la liberación. “Fue mi madre la que recorrió toda la ciudad hasta lograr que el juez se entere de mi detención y lo que me hicieron y ordene que regrese a Oberá y me liberen”.
“Ayer decidí denunciar porque de la Justicia no me llamaron para que declare nada de lo sucedido y defenderme también de la mentira que me acusaron. No soy ‘viuda negra’ como dijo la policía, no tengo antecedentes penales. Nunca robé”.