Una de cada 88 personas no vive donde nació o donde eligió libremente vivir. Esa es la dramática conclusión del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en el marco del Día Mundial del Refugiado que, como cada 20 de junio, se conmemora este martes.
En términos absolutos, en 2021 -fecha del recuento estadístico- eran 93 millones de niños (mayoritariamente), adultos y ancianos los desplazados por distintos conflictos bélicos, políticos, sociales o económicos que se vienen produciendo en todo el mundo, pero la invasión rusa a Ucrania pulverizó esos registros y la cifra se elevó al simbólico techo de los 100 millones, lo que -siempre según la ACNUR- representa un récord negativo en la historia reciente del planeta.
Un mundo teóricamente civilizado no puede permitirse estos datos, que vulneran desde su misma base la construcción de derechos humanos. Esos millones de personas, más allá de componer un número chocante, son individuos con necesidades insatisfechas (salvo muy contadas excepciones) y expuestos al hacinamiento y a las enfermedades, alejados de cualquier posibilidad de desarrollo humano (educación, recursos económicos), y en la eterna espera de respuestas políticas a su dramática situación.
Como siempre, la opinión pública va por delante de los gobiernos e instituciones, y eso resulta muy loable desde el punto de vista social, pero entraña también grandes peligros, fundamentalmente el desequilibrio (desde la ONU se advierte que casi la mitad de los refugiados -en su mayoría procedentes de lugares subdesarrollados- están amparados en países o regiones también subdesarrollados) y la selectividad: la guerra ucraniana ha puesto de manifiesto el distinto nivel de compasión y acciones solidarias hacia sus víctimas con respecto a los desplazados por otros conflictos, acaso menos mediáticos, en Oriente Medio, África, Centroamérica y otros.
Este martes será un buen día para reflexionar desde nuestro cómodo lugar en el mundo, pero sobre todo para que quienes tienen responsabilidad de tomar decisiones se decidan de una vez por todas a encontrarlas.