Concluyó el conflicto con olor a lockout entre la Unión Tranviarios Automotor (UTA) y el Grupo Z, tras un miércoles lleno de incertidumbre, principalmente para los usuarios del transporte público en la zona metropolitana quienes temieron, hasta última hora, volver a quedar varados en el regreso a sus hogares.
Según fuentes consultadas por este Diario se confirmó que este miércoles el grupo dueño de las empresas de colectivos envueltas en el conflicto, cobró la suculenta cifra de más de $100 millones pesos en conceptos de los subsidios nacionales que estaban adeudados y otros $130 millones, que también abrochó gracias a la resolución 164, en concepto de la contribución provincial por los meses de enero, febrero, marzo e incluso abril.
La empresa Servicios Urbanos SA (SUSA), ligada al Grupo, pero creada para administrar la SUBE Misionera, recibió cerca de la mitad de lo mencionado arriba por los mismos conceptos.
A su vez, el mismo sector empresario se habría hecho de unos 600 millones del fideicomiso provincial el pasado jueves y, aun así, hasta ayer al mediodía no había abonado los sueldo a los trabajadores, cuando tenía “espalda” para hacerlo y sin embargo, probablemente digitando al gremio, los choferes tomaron la medida de quite de colaboración.
Por lo tanto, desde las 21 del martes se levantó el servicio nocturno de colectivos de Don Casimiro, Tipoka y Nuestra Señora del Rosario, con las que opera el transporte integrado metropolitano e incluso desalojaron a la gente, sin contemplaciones, de las transferencias de Quaranta y Miguel Lanús, mientras que otras fueron bajadas de los colectivos a mitad de viaje en distintos puntos de la ciudad. Un verdadero caos para los usuarios, quienes volvieron a ser los perjudicados y todo el día se tuvieron que arreglar para ir y volver del trabajo y para enviar a sus chicos a las escuelas.
Recortes de frecuencias
Por lo que pudo saber PRIMERA EDICIÓN, durante varias recorridas por las paradas del transporte público y las estaciones de Transferencia, el servicio se cumplió como si se tratase de un sábado, con el recorte de todos los coches de refuerzo que se ponen durante días hábiles y por lo tanto, con horarios de espera más prolongados, pero que se hallaban “dentro de lo normal” a decir de la personas consultadas.
No obstante, el denominador común de todas las partes afectadas por el conflicto fue la incertidumbre.
Tal es así que, durante todo el día, el gremio se llamó al silencio absoluto, al punto de no informar ni a sus agremiados los pasos a seguir hasta las 21, horario en el que finalmente desistieron de sus amenazas de otro quite de colaboración, que prometía volver a dejar a pie a miles de usuarios que regresan a sus casas tras la jornada laboral o de estudios.
La pregunta que sin duda seguirá sobrevolando es ¿qué hay detrás de la inentendible medida que llevó al monopólico grupo a no pagar los sueldos?, ya que fue el único pudo, porque conta a con los recursos aún así no lo hizo.
Lo único cierto es que nadie sabe cómo sigue
A la par del lockout, también sonaron fuertes críticas hacia los organismos de contralor porque se permitió la medida de los choferes sin ningún tipo de intervención y un silencio que sonó muy fuerte.
De hecho, pese a no haber sido un paro con todas las letras, el quite de colaboración también es ilegal por donde se lo mire ya que en el medio de una conciliación obligatoria que fue dictada a nivel nacional, necesariamente existe un instrumento que pone freno a resoluciones de cualquier tipo que pueda tomar la UTA, sin embargo se dejó hacer y se no se intervino.
Con este contexto, lo único cierto es que nadie sabe cómo seguirá el conflicto y si nuevamente, como ahora se dejó hacer, existan otras ocasiones en las cuales se lleven a cabo nuevos lockout para favorecer al grupo con una decisión gremial que lo único que logró fue lograr múltiples beneficios para el empleador.
No obstante, pese a todo por lo menos hasta el viernes seguirá latente el conflicto, porque se espera que ese día la empresa de Marcelo Zbikoski abone una diferencia de sueldo que quedó pendiente en las liquidaciones que realizó, tanto para sus empleados de la zona metropolitana como de Oberá.
Audiencia pública
Hay que recordar que en pocas semanas más, el 29 de junio próximo, tendrá lugar la audiencia pública para debatir el aumento de la tarifa del boleto único para Posadas, Garupá y Candelaria, cuyos rumores son los de una pretensión del Grupo Z a llevar a $200 un boleto sin SUBE hasta Candelaria y de $100 para usar el colectivo en el ámbito de la ciudad capital. La medida de ayer encendió las críticas de los usuarios por sentirse “desprotegidos”, frente al poder mostrado por el monopolio.