Testigos con versiones polémicas y contradictorias aportaron más dudas que certezas ayer en la sala de debate del Tribunal Penal 2, donde se juzga a Alisandro Ramón Cruz por el homicidio del olero con discapacidad motriz Ramón Fretes (60) en el barrio El Porvenir 2, zona sur de esta capital.
La tercera audiencia se inició a las 9 con la declaración de Carla Rocío Servín, joven que se presentó como vecina de Fretes y Cruz y que durante la noche del 20 de agosto de 2020 caminaba con un carro de leña para el horno de ladrillos que estaban quemando en la olería de quien resultó víctima de una estocada de cuchillo en el pecho.
Sostuvo que escuchó los insultos entre las 18.30 y 19, cuando se desató una discusión en la que el acusado le reclamaba dinero Fretes y que luego lo vio “con un golpe en la cara, en la sien izquierda”. También afirmó que, pudo observar la lesión porque las llamas del fuego del horno “iluminaban un poco”. Y que mientras esto ocurría llamaban a la ambulancia para asistir a Fretes caído en el piso.
Servín agregó que las peleas con Fretes por dinero y cuando estaba tomado no eran novedad y que el carácter de la víctima fatal correspondía a “un hombre que faltaba el respeto a las mujeres y tomaba todos los días”.
El segundo relato ante los camaristas del TP-2, César Antonio Yaya, Gregorio Augusto Busse y Carlos Jorge Giménez, fue el de Guadalupe Patricia Leal, quien ingresó a la sala luego que el defensor oficial Miguel Ángel Varela solicitara el ingreso, para observar el debate, de la madre de su ahijado legal, “Totito” Cruz.
Tras jurar decir la verdad y asegurar que sólo era vecina del acusado y la víctima, emergió el primer escollo de su testimonio.
Debió aclarar, a instancias del fiscal Vladimir Glinka que le solicitó que explique por qué en los libros de visitas a la Unidad Penal VI del Servicio Penitenciario Provincial estaba registrada como hermana del encartado “Totito” Cruz (25).
De inmediato, y bajo advertencia de que estaba a punto de ser acusada por falso testimonio, manifestó: “Soy media hermana de Cruz, me crié con la mamá, con Estela, ella me cuidaba desde chica porque yo no conocí a mi papá y mi mamá no estaba porque trabajaba”.
Luego que admitiera la relación, el Tribunal pasó a un cuarto intermedio para decidir si podía continuar su testimonio o aceptaba el pedido del fiscal Glinka para que la declaración no continuara por la posibilidad de “falso testimonio”.
Los jueces aceptaron que dé su versión y le recordaron las penalidades correspondientes si determinaban al momento de dar su veredicto que mintió para beneficiar al acusado.
“Yo me iba a comprar para hacer la cena y pasé por donde estaban quemando ladrillo y escuché que Fretes lo insultaba a Cruz y que lo golpeó con un ladrillo en la cara. Me fui a avisarle a la madre y con Estela volvimos al lugar y Totito ya estaba detenido en el patrullero”, manifestó pero también sostuvo que “no se veía mucho porque no había luz” y luego afirmó haber observado el instante en que “Fretes le pegó y me asusté. Le gritó ‘negro de mierda’ y lo golpeó”.
También respondió que no vio a nadie más en su camino: “No me crucé con ninguno” y “tampoco la vi a (Carla) Servín”.
Glinka le recordó su declaración en el Juzgado de Instrucción 6 y que consta en el expediente: “Ahora recuerdo, vi dos golpes de Fretes, un garrotazo y el ladrillazo”, reaccionó de inmediato Leal.
Agregó que luego vio a Cruz ensangrentado en un patrullero ya detenido.
Dos testigos que declararon durante la segunda jornada aseguraron que a Cruz lo fueron a detener en su casa y que fue Estela, su madre quien lo entregó sin oponer resistencia y con una excoriación en el pómulo derecho, lesión que una forense describió en el primer día de debate como “una herida leve”. Incluso el acusado sostuvo que fue en su casa donde fue detenido y con su madre presente.
Fernando Flores, otro vecino de las inmediaciones a la olería y vivienda de Ramón Fretes, fue el último testigo de la jornada. Fue citado porque firmó el acta de la labor de los peritos de Policía Científica en la escena del crimen y sobre el cuerpo inerte de la víctima con una estocada de cuchillo.
Aseguró que a Cruz lo detuvieron como dos horas después de la llegada de la policía: “A las 10 de la noche más o menos y en su casa, no en el lugar donde estaba Fretes”.
Antes de finalizar la audiencia, el Tribunal dispuso que para el lunes próximo fuera buscado por la fuerza un testigo notificado que la defensa insistió que comparezca antes que su declaración en instrucción fuera incorporada por lectura al debate.
Será el último testigo del juicio y en la misma jornada se oirán los alegatos acusatorio y defensivo. Alisandro Cruz está imputado por “homicidio simple” y su coartada apuntaría a un caso de “exceso en legítima defensa” que, ante las cartas arrojadas hasta el momento indican que existió una pelea entre un hombre manco derecho, de 60 años y que estaba con 3,21 gramos de alcohol por litro de sangre en ese momento, una intoxicación grave según los forenses, y un adversario de 22 años criado en labores pesadas.