El dato de inflación de 8,4% del mes pasado es una de las tantas señales que desenmascara una crisis profunda que sufre la Argentina, donde también sobresale un dólar sin referencia de precio clara, que está condicionado por un fuerte cepo cambiario y una escasez de divisas.
En este marco, la consultora LCG, fundada por el economista Martín Lousteau, revela que la economía está “profundamente descoordinada” y plagada de incertidumbre.
De hecho, menciona que la situación ya se encontraba en un escenario de fragilidad desde hace un tiempo, con una inflación de tres dígitos, 9 meses consecutivos de caída del salario real, 40% de pobreza y estancamiento económico.
“Sobre este magro punto de partida, la sequía cargó con una cuota de responsabilidad para nada despreciable. Bastó con que las reservas del Banco Central lleguen a mínimos para que dispararán signos de alerta entre el público”, sentencian los analistas.
Y completan su idea: “Con la celeridad propia de una epidemia, la incertidumbre se contagió de mercado en mercado. La corrida iniciada en los contratos de futuros se derramó al mercado de bonos y, consecuentemente, al de dólar paralelo”.
Impacto del dólar en los precios
El alto dato de inflación informado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) registrado en abril se muestra como reflejo de otra serie de variables, en las que se destaca la escalada del dólar libre, señala la consultora.
“Es justamente el sistema de precios el que trae orden a una economía, permitiéndole asignar recursos eficientemente. Sin embargo, con una economía profundamente descoordinada, múltiples tipos de cambio y aumentos reprimidos, ese rol regente se encuentra roto. Por eso, en un escenario plagado de incertidumbre que se manifiesta en un mercado de cambios en ebullición, estos vaivenes se filtran en la formación de precios”, resumen desde LCG.
De esta manera, los economistas sostienen que el resultado es que se adiciona un factor de presión más a la “trágica dinámica inflacionaria” que arrastra la economía argentina, y hace “más difícil torcer una inercia que cada vez cobra más fuerza”.
¿Crisis económica en progreso?
Por eso, para los analistas, se considera que fue el rumbo de acción de la política económica el que puso al Gobierno en esta “encrucijada”.
“La inflación acelerándose, el poder adquisitivo derritiéndose y la pobreza en crecimiento, mientras los recursos fiscales se deprimen. Como muestra, se puede ver que el gasto en servicios sociales marca un sendero contractivo en términos reales, mientras que en el margen crece el peso de los costos de la deuda”, advierten desde LCG.
Para los expertos, esta crisis, al igual que otras previas, podría haberse amortiguado con un cambio en la política económica implementada.
Al respecto, mencionan como ejemplo que mientras que en el verano ya se anticipaba desde el campo que la sequía estaba siendo muy profunda y que iba afectar a los rindes de la cosecha gruesa, el Banco Central vendía dólares a un ritmo de US$100 millones por día.
Lo cierto es que hoy, con 20 millones de toneladas menos de soja y 18 millones menos de toneladas de maíz, “implementar una corrección resulta más traumático que lo que hubiera sido una transición progresiva hacia un esquema distinto”, detallaron finalmente desde LCG.