A pesar que las autoridades políticas en los municipios como en la provincia lo niegan, la actuación de la Policía de Misiones es deficitaria en varios puntos de la tierra colorada en el accionar contra las olas de robos y ataques a las personas.
La inseguridad en Misiones está lejos de ser una sensación, es una realidad que afecta cada vez a más personas y que llegó al punto de tener varios casos en la zona rural, donde los vecinos se armaron y mataron a quienes ingresaron a sus propiedades con la intención de quedarse con lo que no les pertenece.
Ya lo dijo el presidente del barrio Kohler de Eldorado, Nelson Villar, cuando contó la organización ciudadana que debieron montar para pelearle a la ola de asaltos y otros hechos que alteraron la paz de la zona oeste de la “Capital del Trabajo”.
“La renovación ganó ampliamente las elecciones y seguramente porque hizo muchas cosas bien, pero hay una deuda pendiente y graves falencias en materia de seguridad“, remató.
El “modelo” que puso en práctica el Kohler con el barrio Virgen de Itatí, incluye la compra de cámaras de seguridad y una sirena comunitaria de libre acceso para las familias. Cuenta con patrullas nocturnas que hacen los mismos vecinos (no los serenos como ocurre en otros lugares) y hasta un protocolo de detención de “visitantes” no deseados que van a delinquir.
Lo que es tomado como ejemplo de organización debe ser un llamado de atención de las autoridades, empezando por los jefes de la Policía de Misiones, los intendentes y el Ministerio de Gobierno, porque el Estado no está pudiendo prestar un servicio adecuado ante la creciente inseguridad, que obliga a los vecinos a asumir una responsabilidad enorme, siendo pagado todo por ellos hasta con rifas y comidas que permiten el mantenimiento tecnológico y la compra de más cámaras. Seguir mirando a un costado, no es la solución.