Una pareja de adultos vive en un auto desde hace una semana porque la nuera de la mujer los echó de la casa donde residían, en el barrio Yohasá de Posadas.
Se trata de Fabio Angaramo (54) y Alicia Actis (60), que residen en el automóvil que se encuentra apostado en las intersecciones de las calles 103 y Luchessi, de la Chacra 102.
La ayuda de los vecinos de la zona es fundamental para esta pareja que se quedó con lo puesto luego de salir de la casa -donde también vive la madre de Alicia de 93 años-, hacia un supermercado chino del barrio y no poder ingresar a la vivienda a su regreso.
Ya radicaron la denuncia en el Juzgado de Violencia Familiar N° 1 de la ciudad y otras en la Comisaría Sexta (UR-I), porque tampoco les permiten saber en qué condiciones está la anciana.
PRIMERA EDICIÓN se acercó a hablar con los damnificados y Alicia comentó que anteriormente vivía en Oberá, donde también trabajaba, pero al fallecer su hija por un tumor cerebral, su hijo compra una pequeña casa en Posadas y la trae a vivir con él.
“Después me dijo ‘voy a traer mi caramelito de Oberá’ y ahí trajo a este ogro monstruoso. Es una cosita chiquitita que parece Blancanieves, tiene ojitos celestes y se hace moñitos, pero tan grande su ambición como su maldad”, señaló.
Ya entonces comenzaron los entredichos entre ambas porque “al parecer tiene algo personal contra mí, destila mucho odio hacia mí”. Terminó haciendo que la mujer se vaya de ese lugar y se fuera a vivir con su madre.
Tras amenazas de que le haría lo mismo en este lugar, terminó sucediendo lo que le anticipaba, compartió Alicia.
Viven de emprendimientos
La mujer es jubilada pero realiza trabajos de pastelería para poder sostenerse mes a mes, su pareja, en tanto, tiene un emprendimiento de vasos hechos con botellas de vidrio en el que le va muy bien, según aseguró. Sin embargo, todas las herramientas de ambos se quedaron dentro de la casa.
“Tenemos todo ahí adentro, nuestros documentos, mascotas, herramientas. Yo me jubilé y aposté a ser pastelera, entonces compramos batidora, moldes y otras cosas de pastelería, del resto de la jubilación me quedan 20.000 pesos”.
“No me dejan visitarle ni llevarle al médico y hasta parece que le están haciendo firmar cosas. Mi mamá ni siquiera sale más, vive durmiendo. Le pedí a una vecina encarecidamente que vaya a ver cómo está mamá y si sabe que estamos en situación de calle, echados. Ella tampoco tuvo ingreso, está sin teléfono, sin televisión”, compartió la mujer.