Las celebraciones religiosas de gran convocatoria, estas manifestaciones populares de la fe, pueden ser conmovedoras. Decenas y hasta cientos de personas caminando con fervor llevados únicamente por eso que es “la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve”.
Ayer, la celebración de Santa Rita en Posadas fue una demostración más de ello porque los fieles se congregaron en procesión para rendirle sus agradecimientos a la religiosa y también con pedidos de salud, trabajo y ayuda hacia los más necesitados.
Interpretada como sinónimo de bendición, la lluvia fue la acompañante ineludible de la multitud que partió a las 8 de la mañana desde la Catedral capitalina hasta la parroquia de Santa Rita, que se encuentra en el barrio homónimo, donde aguardaban más fieles y además se celebró la misa central.
Los devotos de esta santa de las causas imposibles y de los casos desesperados, se cubrieron con paraguas, con pilotos, camperas o simplemente se dejaron mojar por el agua que caía del cielo. Hubo personas de distintas edades, desde niños pequeños en brazos de sus padres, otros subidos a los hombros y personas adultas mayores que no se acobardaron en caminar la distancia estipulada.
Es el caso de Elba Silva Matos, que si bien es devota de la santa desde que era pequeña y estudiaba en un colegio religioso de su Sáenz Peña (Chaco), natal, a sus 85 años ayer fue la primera vez que caminó en procesión junto a los otros fieles.
Lo hizo sola, sin la compañía de ningún familiar, pero se fotografió orgullosa frente a la parroquia para mandarles las fotos a sus seres queridos.
“Vengo por agradecimiento, a dar gracias por todo lo que nos da y por la necesidad de mucha gente, hay mucha gente que necesita, así que por ellos también vengo”, dijo muy alegre a PRIMERA EDICIÓN.
También entre los caminantes estaban Adolfo Alegre (76) y Rosa Gallego (70), que de la misma manera que cada año, reafirman la fe en la santa, como aquella vez hace ocho años cuando rezaron para pedirle alivio por la enfermedad que sufría el hombre.
“Todos los años siempre venimos, no interesa cómo está el clima, siempre estamos con Santa Rita. Una vez le pedimos un favor y ella nos cumplió. Desde ese día para nosotros es sagrado venir”, compartió la mujer a este diario. Agregó que Adolfo tenía epilepsia y que gracias a ella no tuvo ningún episodio más hasta el día de hoy.
Pies descalzos para agradecer
Belén Alfonso mamó desde chica la devoción a Santa Rita. Es que siendo una niña acompañaba a su mamá y a su abuela a todas las procesiones. Ayer, tras una promesa cumplida, la joven peregrinó descalza hasta la parroquia.
“Estoy emocionada porque la santa cumple y este año salgo igual con este tiempo porque tengo una promesa”, sostuvo Belén, que es del barrio Tiro Federal y estaba acompañada de Camila, de Garupá.
También fue el caso de Diego y toda su familia, que a pesar de estar empapados y con los pies fríos no ocultaron su emoción por participar de la celebración religiosa. “Participamos todos los años y se siente mucha alegría, no tiene explicación, es una felicidad muy grande venir”.
También compartió su experiencia Rosita Alarcón (61), del barrio Rocamora, que caminó junto a sus dos ahijadas. Consultada sobre qué es lo que la mueve a salir con la lluvia, aseguró: “Es la fe, mucha fe, pedir por mi familia, por mis hermanos en especial y por todos. Por la salud sobre todo porque sin eso no somos nada. Llegamos, desde la catedral hasta acá, llegamos caminando bajo la lluvia con una alegría enorme”.
Mientras que montados a sus caballos, siguieron a la santa por las avenidas posadeñas, tres varones de la familia Quiroz de Villa Cabello. Vestidos con ropas tradicionales alegaron que es así “como tiene que ser”. “Todos los años venimos, somos devotos de la santa”, comentó Hugo, que estaba acompañado por su padre Polaco (69) y su sobrino Javi (9).
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