Hoy hablemos de los colores que nos ayudan a ser mejores personas, si bien todos los colores aportan, me centro en el amarillo y el índigo, uno situado en el estómago y el otro, en nuestro tercer ojo.
Estos dos colores tienen poder para cambiar nuestros hábitos, nuestra forma de ser y llevarnos a esa mejor versión donde la paz es la recompensa.
Con el amarillo trabajamos la aceptación de quien soy, algo que cuesta definir, que cuesta mostrar y con el que hay que ser sincero al 100%, porque este color es pura fuerza, pura presencia, es sacar afuera nuestra esencia y mostrar nuestra luz y nuestra oscuridad, y amar esos dos lados que todos tenemos.
Cuando trabajamos el lado positivo de este color tenemos y pensamiento claro, no nos importa el qué dirán y somos nosotros sin filtros. ¿Qué podemos recibir a cambio? Paz como dije antes, y conocer nuestros dones y talentos.
Con el color índigo trabajamos mucho “no juzgar” y “no juzgarme”. Somos personas altamente críticas que, apenas conocemos a alguien generamos algún tipo de juicio, el problema con hacerlo es que nos limitamos. Si bien es algo difícil de hacer: “no juzgar”, lo ideal sería observar esos pensamientos y dejar que nos sorprendan, no alimentar el juicio que hicimos antes de tiempo. Este color nos pone a vivir el momento, disfrutar de la vida y lo que esté ocurriendo en el presente.
Recordarnos que no sabemos cuánto tiempo nos queda y que no sabemos si será el último, entonces nunca olvides de decir “te quiero”, ni de disfrutar de las cosas simples de la vida como la familia, los amigos, los hijos, los árboles, las flores…
Estos dos colores se potencian y sacan lo mejor que podemos ser, ya que estaríamos mostrándonos al mundo como somos y viviendo cada momento como si fuera el último. ¿Como los trabajamos? A través de una visualización para llenarnos de colores por dentro y por fuera, vistiéndonos de estos colores.
Ahora que saben de la forma que nos influyen, úsenlos cono mejor les salga y disfrútenlos.
¡Feliz domingo siendo vos más que nunca!