Por una Resolución del Consejo General de Educación, y tras diversas gestiones comunitarias y políticas, el 2 de mayo de 1988, el Ciclo Básico Nº 3 de Puerto Leoni inició sus actividades en el viejo almacén de ramos generales del secadero de té de la familia Leoni, cedido gentilmente por estos pioneros del municipio. Contaba con una matrícula de apenas 26 alumnos para primer año -quince varones y once mujeres-, y un plantel de ocho docentes, una preceptora, una secretaria y la directora, Ana Fegler de Tagniani.
Después de casi cinco años de permanencia, se trasladó al espacio propio, más amplio, ya denominado Bachillerato con Orientación Laboral Polivalente (BOLP) Nº 25 con otra dirección, con una matrícula creciente y sumando a más docentes. Hoy con 35 años de existencia, este Bachillerato Orientado Provincial (BOP) Nº 25 continúa ofreciendo propuestas educativas interdisciplinarias innovadoras a cargo de la actual directora, profesora Gladys López, con personal idóneo comprometido y más de un centenar de adolescentes motivados.
El pasado martes, a pesar del mal tiempo reinante, con mucha emoción se festejó el trigésimo quinto aniversario con la presencia de la comunidad, ex alumnos desde la primera promoción, también ex docentes activos y en proceso de jubilación.
De regreso al pueblo
Mónica Hippler es profesora de lengua y literatura desde 1990. Tras recibir el título en Buenos Aires, comenzó a trabajar en Colonia Alberdi, pero cuando el BOLP Nº25 comenzó con su quinto año, consideró que era el momento de volver a su pueblo. “Pude ocupar mi lugar, y hacerme cargo de todas las horas porque los docentes, eran maestros. Si bien al principio di clases en el viejo almacén de los Leoni, donde comenzó la escuela secundaria, en junio de ese mismo año 1992, nos mudamos al nuevo establecimiento, más amplio, más cómodo, con más verde, donde pudimos continuar con el proceso de enseñanza-aprendizaje”, manifestó.
El 12 de mayo, a partir de las 19.30, en la sede del colegio, se realizará la gran peña aniversario con números artísticos de alumnos, ex alumnos y artistas invitados. El cierre se hará con Brian Quintana y su grupo, e Impacto cervecero. Habrá servicio de cantina.
Contó que había un colectivo que “nos traía como podía porque la ruta era aún de tierra. Por lo general, veníamos de botas o zapatillas, con piloto en mano, listos para empujar en caso que la unidad quedara atravesada en el barro. Esto además de estar acarreando nuestros maletines. En mi caso era bastante grande porque llevaba diccionarios, libros específicos de lengua, novelas, cuentos, ya que el colegio carecía de estos textos por tratarse de una escuela nueva”.
La docente dijo que la municipalidad local tenía algunos textos para facilitar pero que “no había de todo, así que nos encargábamos de llevar y traer de un colegio a otro el material propio que usábamos para que los alumnos investiguen y leyeran”. Así fue que terminó con un diagnóstico de problema de columna y de hombros caídos, y el traumatólogo le sugirió que dejara el maletín “por la mala postura que estaba teniendo y las complicaciones con la columna, que provocaba la contractura de espalda y de hombros” todo debido al traslado diario de semejante peso.
Un poco más tarde, tras la elaboración de proyectos junto a otros colegas, lograron la biblioteca escolar, lo que hizo más fácil la tarea. Luego, empezó a asomar la tecnología, especialmente con la aparición de las notebooks. “Nos capacitamos, nos renovamos respecto a los aprendizajes en el profesorado, y a enseñar y a aprender de otra manera. Fue, tal vez, un poco más fácil para los alumnos y más complicado para nosotros, pero nos fuimos regenerando hasta la aparición de los celulares”. Pero Hippler consideró que el mayor desafío se produjo en 2020. Después de casi 30 años de enseñanza en este colegio, “la pandemia nos transformó, nos recreó, y fuimos artífices de una nueva forma de enseñar. Fue un desafío muy interesante, y en mi caso personal, fue el momento de pensar en el jubileo. En el sistema tenía más de 30 años de servicio y consideré que era tiempo, en vez de capacitarme y renovar la tecnología, de dejar el camino a los más nuevos”, comentó esta madre de tres hijos.
Los comienzos fueron difíciles, pero superados por los docentes con sacrificio y valentía. La primera directora Ana Flegler de Tagniani; la secretaria, Mirta Benítez, y los primeros profesores: Carlos Antonio Titus, Eduardo Esteban “Lalo” Viera, Adela Ana María Moroz, Luis Villalba, Horacio Barreiro, Norma Almeida.
Se retira de la docencia y de este colegio, dejando o aportando proyectos como “la biblioteca escolar, participando de congresos, de actividades juveniles, jornadas interdisciplinarias, siempre desde lo artístico, con dramatizaciones, teatralizaciones, títeres, radios escolares, periódico escolar, diario mural, hasta el proyecto que más repercusión tuvo en lo social y que trascendió a la provincia, que fue “Orígenes de Puerto Leoni”, que nos sigue representando como colegio innovador por atravesar todas las disciplinas, con la ayuda, participación, responsabilidad y compromiso de los padres, de los alumnos, de los docentes, haciéndonos cambiar el sistema de educación. Es decir, enseñar y aprender desde fuera del aula, desde las investigaciones online, entre otros”.
Al referirse al espacio donde se iniciaron las clases del Ciclo Básico Nº 3, sostuvo que “era interesante porque se trataba de un viejo almacén con una galería al frente. Al ingresar había un salón amplio con mesas hechas con tablas y caballetes, y bancos. Las aulas se dividían con un machimbre de unos dos metros, y la pizarra atravesaba de lado a lado, por lo que era utilizada por tres docentes. En el tiempo que dábamos clases volaban tizas, borradores, papelitos, cartitas. Era un tema mantener el orden, la disciplina y la limpieza. Era todo un desafío. Pero resultó interesante, porque evidentemente avanzamos con todo aquello que duró. Allí enseñamos un poco más de cuatro años. El quinto año ya pasó a un espacio de la municipalidad que quedaba a unos cien metros del colegio”.
Aclaró que cuando comenzó a dar clases, la directora era Susana Botcher; Mirta Benítez, la secretaria y Lucy Spieker, la preceptora. “La mayoría eran alumnos comprometidos en las propuestas y acompañando las innovaciones. En estos 31 años que estuve en el colegio fue para mí, una población única”, celebró.
Rememoró que en 2002 el colegio sufrió un incendio y que se perdió la mitad del establecimiento, por lo que siguieron dando clases en el patio, bajo los árboles, o en el pasillo cuando llovía. También la iglesia adventista les prestaba su espacio. “Fue un año bastante duro, pero en 2003 continuamos con la nueva construcción”, acotó.
Haciendo camino al andar
Carlos Antonio Titus es docente de historia y geografía, oriundo de Jardín América, pero como Hippler, recibido en Buenos Aires. Desde hacía poco tiempo estaba ante las aulas de la Escuela de Comercio Nº 2, cuando surgió la posibilidad de sumar horas en Puerto Leoni, un municipio situado a escasos kilómetros. “Cuando fuimos con mi tío Juan Peczak a conocer el lugar dónde se desarrollarían las clases del entonces Ciclo Básico Nº 3, nos encontramos con el intendente Obdulio “Dudú” Velázquez, que se encontraba en los depósitos de los hermanos Leoni, donde aún se preservaba el antiguo expendedor de nafta. El lugar me hizo recordar cuando, en los años 60, veníamos en colectivo desde Oberá, con mamá, María Luisa. El recorrido implicaba el paso por este lugar desde Campo Grande, ya que por aquí pasaba la antigua ruta 12 que nos conducía a Jardín América”, recordó.
En este edificio el establecimiento comenzó a formar y a dar sus primeros pasos. “Es una escuela que brinda incansablemente y tenazmente conocimientos teóricos y prácticos que los alumnos aplicarán luego a lo largo de su vida laboral, cualquiera fuere su elección”, destacaron.
Comentó que en la celebración del 35 aniversario, en las charlas que se originaron tras la ceremonia, la mayoría de los alumnos y los jóvenes profesores no se imaginaban cómo eran los comienzos del Ciclo Básico Nº 3 y, posteriormente, el Bachillerato Nº 25. “Los caminos de tierra colorada se tornaban intransitables, lo que obstaculizaba la entrada de los colectivos El Lucero, que era prácticamente el único medio utilizado por alumnos y profesores. Los comienzos fueron difíciles, pero superados por los docentes con sacrificio y valentía”.
Destacó la colaboración permanente del intendente “Dudú” Velázquez y de la concejal Irma Vázquez, quien, posteriormente también se desempeñó al frente de la comuna de Puerto Leoni. También puso de manifiesto, la permanente colaboración del Supervisor profesor Oscar Alfredo Tagniani.
Según Titus, a pesar de las dificultades “las clases se dictaban con entusiasmo, y ante la falta de bibliografía realizábamos en nuestros hogares apuntes en las antiguas máquinas de escribir Olivetti para poder sacar fotocopias y distribuir gratuitamente a los estudiantes. Y como adelantó Hippler, después realizamos un proyecto para organizar la anhelada biblioteca escolar”.
Expresó que Carlos Poleri, que se desempeñaba como asistente del Sistema Provincial de Teleducación y Desarrollo (SiPTeD), les prestaba el equipo de video y televisor y los docentes proyectaban películas los viernes o sábado por la noche para los vecinos de Puerto Leoni y, de esta manera, “juntábamos fondos para conseguir los elementos básicos para el desarrollo de las actividades y viajes escolares. En los primeros años comenzamos a realizar los inolvidables viajes escolares con fondos que aportaban los padres de los estudiantes. Se destacaron las salidas a las Reducciones Jesuíticas de Corpus, de Loreto, de San Ignacio y de Santa Ana, que en aquel momento eran prácticamente inaccesibles”.
También mencionó las “aventuras” por el Peñón de Teyú Cuaré, y los viajes a Posadas, con la vista a las principales instituciones de la capital provincial, culminando con el asado en el antiguo Balneario El Brete, servido por el chef “Lalo” Viera.
Corría la década del 80, y la mayor tecnología estaba representada por cassettes y video caseteras. Las películas eran proporcionadas por el SiPTeD, aunque también se alquilaban algunas, generalmente, de acción, en el video club ubicado sobre la avenida Libertad de Jardín América.
Los inicios de este municipio
Puerto Leoni fue fundado el 14 de julio de 1927 por Virginio Faustino Leoni (30), nacido en la ciudad de La Plata el 16 de febrero de 1897 -falleció en Posadas, el 27 de noviembre de 1971- y su primo Natalio Servi. Ambos estaban motivados por la idea de plantar yerba y explotar la madera nativa. Con ese fin compraron los lotes 1 y 8 ubicados aguas arriba del río Paraná. Por entonces había una fuerte promoción del Ministerio de Agricultura y Ganadería de la Nación para ese fin. Luego se sumarían José Antonio, Aníbal, Armando y Ángela Leoni. También se amplió la producción hacia el tung y el té. Posteriormente, se fundaron las colonias Flora y Otilia donde se radicaron inmigrantes alemanes y japoneses. Leoni contrajo matrimonio con Brígida Mahurat, joven a la que conoció en la zona.