Qué bien estamos con los maravillosos efectos de la práctica de Yoga que acabamos de realizar y que ahora completamos con la lectura de algunos mensajes del Maestro y Poeta Rabindranath Tagore, muy apropiados también para transitar los acontecimientos del día a día.
Abrimos el librito donde lo habíamos dejado y repasamos el último mensaje referido a “superar nuestros impulsos egoístas que enturbian la verdadera visión del alma, puesto que sólo conciernen a nuestro mezquino ego. Pero al tomar conciencia de nuestra alma, percibimos al ser interior que, superando nuestro ego, revela sus más hondas afinidades con el Todo”. Sí que nos hizo pensar. Y ese mismo mensaje se completa ahora con estas palabras: “Además, nuestra alma puede revelar su verdad cuando se unifica con otras y entonces conoce la alegría”.
Asimismo, “salimos de la turbación y el temor en un mundo que nos era extraño cuando descubrimos la uniformidad de la ley en la naturaleza”, porque “toda ley descubierta expresa la percepción de la armonía existente entre la razón, que es el alma del ser humano, y las funciones de la naturaleza”. Y al descubrir el lazo que la une con el mundo en que vive, la persona “siente una inmensa dicha, puesto que se hace realidad en su medio”.
Pero “de todos modos, esa relación de comprensión es parcial, mientras que la relación de amor es total”, porque “en el amor desaparece incluso el sentido de las diferencias, y el alma humana cumple su cometido rebasando sus propias fronteras y atravesando el umbral del Infinito. De ahí que el amor sea la máxima felicidad que puede alcanzar el ser humano. Sólo por el amor conoce su verdad, que es más que sí mismo, que forma uno con el Todo”.
“Y este principio de unidad que tenemos en el alma es siempre activo” y también “establece relaciones vastas y lejanas mediante la literatura, el arte, la ciencia, la sociedad, la política, la religión”. Pero cerramos el librito por hoy.
Namasté.