La partida de un ser querido es, en general, una experiencia angustiante y por demás desgastante. No sólo implica el shock de enterarse de la trágica noticia, sino que además significa comenzar a gestionar los trámites concernientes al destino final que se le asignará a la persona fallecida.
En algunos casos esta decisión es acordada de antemano por la familia y, en otros, se la determina luego del deceso. La manera de proceder dependerá de las posibilidades económicas de cada núcleo, de su organización interna y también de su ideología, creencia o religión.
Como otros tantos rubros que tratan de sobrevivir día a día a la crítica situación económica del país, el mercado que nuclea a los servicios funerarios, de inhumación y cremación también registra aumentos considerables debido a la constante actualización de los precios de los insumos que necesitan para cubrir los gastos pertinentes. Lo cual, inherentemente, repercute en el bolsillo de las familias.
Sí, morir también sale caro. Al igual que con otros gastos, la gente busca las alternativas que más le convenga a corto y largo plazo, para administrarse lo mejor posible en un contexto socioeconómico en el que -para la mayoría de los ciudadanos- la plata no sobra. Justamente, este es uno de los motivos por el cual en los últimos años creció la demanda del servicio de cremación, ya que este destino evita que la familia se someta a gastos de mantenimiento de una tumba o una parcela en un cementerio.
Para conocer cuál es la situación actual del mercado funerario en la provincia y entre qué rango de precios -estimativos- se ubican los valores de cada servicio relacionado a la despedida final de una persona, PRIMERA EDICIÓN entrevistó a miembros de algunas empresas referentes del rubro en Posadas y Oberá, que, a su vez, atienden la demanda de otras localidades cercanas y de países fronterizos.
Antes de avanzar, cabe una aclaración: los valores apuntados en este informe son estimativos y acorde al mes de junio. Además, los costos varían considerablemente si se trata de un servicio público o privado, y según qué adicionales decida incorporar la familia.
Las opciones son diversas. Algunas empresas se dedican a ofrecer servicio funerario y también de cremación, otras trabajan sólo con sepelios, y hay algunas que apuntan específicamente a la venta de parcelas en un cementerio parque. Lo cierto es que ninguna de estas prestaciones escapa al impacto del proceso inflacionario que castiga al país. Aumentan los costos de la materia prima (como la madera, los químicos, el combustible, el gas) e inevitablemente los porcentajes se trasladan al precio que deben abonar los familiares según el destino final que elijan.
Aún así, los trabajadores del rubro aseguraron que hacen todo lo posible para tratar de mantener los valores -al menos durante un trimestre o cuatrimestre- y también ofrecen distintas modalidades de pago en consideración de los clientes. De lo contrario, si realmente se ajustasen a los índices de inflación, deberían aplicar aumentos prácticamente mes a mes.
Servicios funerarios
Dos son los destinos finales del cuerpo de la persona fallecida. Por un lado, la opción del entierro -por lo general, la más tradicional-, y por el otro, la de cremación.
Daniel Alegre, asesor de sepelio de la Funeraria Paraíso de Paz de Posadas, comentó a PRIMERA EDICIÓN los costos estimativos -al mes de junio- de los distintos servicios, y también se refirió brevemente a los cambios que han notado durante los últimos años respecto a esta actividad.
El servicio tradicional de sepelio incluye velatorio, traslado al cementerio y un féretro estándar. El asesor aclaró que los costos cambian en relación a las adicionales que los familiares decidan agregar: la mejora del ataúd, servicio de tratamiento de tanatopraxia (para conservar durante el velatorio), arreglos florales, servicio de refrigerio y otros insumos.
“Una prestación estándar que comprende “el retiro del cuerpo, ataúd, sala velatoria -o bien montamos una capilla en el domicilio-, traslado al destino final con la carroza fúnebre, más todos los trámites pertinentes (gestión de acta de defunción, licencia de inhumación, solicitud de apertura de fosa en el cementerio local), tiene un costo que ronda los $96.000“, describió Daniel Alegre.
No obstante, hay otra opción más económica a la que usualmente acceden las personas que no pueden costear todos los gastos, y tiene un valor de $60.000: se trata del servicio directo, que consiste en retirar el cuerpo, solicitar turno y llevar directamente al cementerio, según añadió.
“En principio a la gente se le ofrecen los servicios básicos y después les contamos sobre las adicionales que puede elegir a su gusto. Siempre depende de la situación económica de la familia. Se les muestra los distintos tipos de ataúd (hay madera de pino, álamo, cedro), y también se les informa acerca de la alternativa de la cremación. Generalmente eligen el tipo de ataúd de acuerdo al precio“, se explayó.
No obstante, hay grupos familiares que sí optan por un servicio con todas las adicionales incluidas, madera línea cedro y otras características premium; en este caso, el costo puede ascender hasta los $600.000, aproximadamente.

Aumentos: entre sostener los gastos de insumos y cuidar el bolsillo del cliente
El trabajador de Funeraria Paraíso de Paz reconoció que los valores tanto de los insumos como de los servicios fueron en aumento abismalmente en comparación a dos años atrás.
“La inflación ha afectado tanto al sector empresarial como a la gente en cuanto a los costos de los servicios. Los precios van de la mano con la misma inflación; según supe hubo alrededor de un 102% de aumento, en general, para este rubro”, lamentó.
Ante este panorama, Alegre indicó que en la medida de lo posible tratan de mantener los costos durante algunos meses y ajustarse con los servicios estándar: “Si tuviéramos que cobrar realmente acorde a cómo está hoy en día la situación económica, un servicio básico en realidad debería rondar los $200.000 o más”.
En cuanto a las personas que cuentan con cobertura social, en algunos casos tienen cubierto prácticamente todo el servicio, y en otros, sólo algunas opciones.
Por su parte, Gerardo Laube, titular de la Funeraria San Antonio de Oberá, también opinó en diálogo con este Diario, que “todos los meses aumentan los insumos que necesitamos para trabajar en este sector. Entonces nos toca a veces a nosotros ‘hacer el aguante’ y mantener los precios de servicios por algunos meses o cada seis. Por eso, lo cierto es que los incrementos en los costos son mucho más elevados de lo que son los incrementos de los valores de los servicios“, explicó como parte del rubro funerario.
Hablemos de las cremaciones
Costos y la tendencia de evitar gastos a largo plazo
Según relató Daniel Alegre, luego de la época de pandemia fue notorio el crecimiento de la demanda de cremaciones, la cual se mantiene hasta la actualidad.
Señaló que hay dos tipos de servicio de cremación. Uno incluye la instancia de despedida y la cremación; la otra opción es un servicio directo, es decir que no cuenta con velatorio y luego de retirar el cuerpo, éste pasa a estar “en guarda” para que después la funeraria coordine un turno con el crematorio. También incluye la realización de los trámites correspondientes (alta y licencia de cremación).
“Por el servicio directo la gente opta bastante, generalmente en los casos en que los familiares están un poco agotados de un largo período de internación que tuvo que atravesar el ser querido, o porque estuvo sufriendo mucho”, ejemplificó.
En este punto, aclaró que “hoy en día el servicio de cremación directa es el más económico del mercado” y cuesta $78.000; es decir, es más económico que el servicio fúnebre estándar.
Ahora, si se trata de la prestación que incluye retiro del cuerpo, despedida (de entre 2 y 3 horas), traslado al crematorio, los trámites pertinentes y finalmente la cremación, “tiene un valor de alrededor de $150.000“.
“La ventaja que hay ante todo esto con el servicio de cremación es que es un gasto único y después no tiene mantenimiento, no hay un costo adicional de mantenimiento”, explicó Alegre.
Patricia Pérez, gerente administrativa de Morada del Avá, Crematorio y Cementerio Parque ubicado en Oberá, indicó en diálogo con este Diario que actualmente el servicio de cremación ronda los $82.280 con urna cineraria incluida (siempre hablando de un servicio particular).
“En cuanto al servicio de cremación nuestro principal insumo es el gas, que justamente en estos últimos meses registró importantes subas. Lo mismo sucede con los aumentos que repercuten en las funerarias con las que tenemos contacto o solemos trabajar. Por todo esto es que nos vemos obligados a ir aumentando los costos, lo cual se ve reflejado en los clientes”, lamentó la mujer.
Consultada sobre cuánto aumentaron los valores en el rubro en relación al 2022, Pérez estimó que “hubo una suba del 80% aproximadamente”. Aclaró que de todos modos intentan “no trasladar tanto el aumento al precio de los servicios” en todo momento, sino que tratan de hacerlo de forma cuatrimestral.
Al igual que el asesor de sepelio de Paraíso de Paz, Patricia Pérez opinó que “desde hace algunos años que se acepta mucho más la cremación, y también tiene que ver con evitar gastos de mantenimiento, o sea, no dejarle una carga a la familia”.
Además sumó un dato no menor, y es que según su experiencia en el rubro notó que cada vez se afianza más la tendencia de “exhumar restos óseos del cementerio municipal o de otros cementerios para luego cremarlos”, a pesar de que hayan pasado años de la muerte e inhumación del cuerpo.

“Al menos en Oberá se está haciendo mucho, más que nada porque hace unos años en la catedral de la Iglesia Católica se habilitó un cinerario. Entonces la gente, para dejar de pagar el mantenimiento, opta por solicitar la exhumación del cuerpo, su posterior cremación y finalmente depositan las cenizas en la catedral, para que permanezcan en un lugar sagrado“, describió acerca de esta práctica.
Según explicó a este medio Daniel Alegre (Paraíso de Paz), principalmente luego de la pandemia ha perdurado el hábito de reducir las horas de despedida, al tiempo que también fueron en aumento las cremaciones.
En cuanto a las cremaciones, dijo que es una opción muy elegida y que incluso, cuando le ofrecen el servicio a la familia, a veces no tardan en ponerse de acuerdo y decidirse por ese destino final, antes que por el entierro.
“Salvo situaciones en las que, por ejemplo, esperan que llegue un familiar que debió viajar para presenciar el velatorio, se coordina con la familia prolongar la jornada y suelen durar hasta 12 horas. Sino, usualmente se hacen despedidas de entre 3 a 6 horas y luego se da por finalizado el servicio. Por lo general ya no se extienden por 24 horas como era antes”, precisó, por otro lado, respecto a la instancia de despedida.
La empresa posadeña de servicios funerarios Paz Eterna tiene 22 años de trayectoria en el rubro y está asociada con el Crematorio Misiones SRL, cuya sede ese ubica en la localidad de Santa Ana.
Néstor Melgarejo, el propietario del lugar, quien además forma parte de la Cámara de Empresarios Fúnebres hace 12 años, también aportó a este informe y coincidió en que los costos varían notablemente según el servicio que elija la familia.
“Son varias las aristas. Está el tema de la contratación, retiro del cuerpo, preparatorio, velatorio, traslado; si va a preferir nicho o panteón en cementerio; cremación; y todo depende de lo que decida y elija el grupo familiar. A medida que aumenta el costo del servicio, aumenta también la atención”, precisó.
Sobre la opción de cremación, Melgarejo, al igual que los demás entrevistados, admitió que esta opción ha ido en aumento desde la pandemia y la demanda se sostiene hasta la actualidad. De hecho, realizan alrededor de 60 cremaciones mensuales.
“Está en boga y hasta las personas mayores apuestan por esto porque no quieren que los jóvenes de la familia carguen con las responsabilidades que implica mantener un espacio en el cementerio”, opinó. En cuanto a los costos, un servicio de cremación sin velatorio ronda -al día de hoy- entre los $120.000 y $180.000.
El árbol de la vida: urnas biodegradables
Esta es una novedosa alternativa que, si bien existe hace ya varios años, en la provincia todavía no es muy demandada.
Se trata de urnas amigables con el ambiente en las que se depositan las cenizas producto de las cremaciones. Las mismas incluyen unas semillas cuyo objetivo es que -una vez plantada la urna- germinen, y con el paso del tiempo y a la orden de la naturaleza se conviertan finalmente en un árbol (solamente se puede elegir entre determinadas especies).
“El costo de estas urnas ronda entre los $27.500 y $33.000, aunque es probable que haya un aumento en los próximos meses”, informó Patricia Pérez de Morada del Avá.
Sin embargo, reconoció que reciben muchas consultas al respecto pero todavía no han concretado la venta de este producto. “En general quienes más se interesan son personas de las generaciones más jóvenes que no quieren dejar una carga a los familiares, prefieren evitar ir a cementerios u optan por la cremación. También hay personas que no tienen un lugar donde guardar la urna, entonces esta opción también puede servirles“, opinó la encargada.

Néstor Melgarejo, de la empresa Paz Eterna, también habló acerca de las urnas biodegradables que tiene a la venta. Al respecto, dijo que la elección de estas alternativas en ocasiones tiene que ver con “los gustos” que la persona fallecida tenía en vida.
“Los familiares generalmente quieren cumplir los pedidos. Por ejemplo, el que era pescador quiere que tiren sus cenizas al río, al que le gusta el mar quieren que arrojen los restos al mar”.
Entonces, para las distintas situaciones que se pueden presentar, Melgarejo contó que cuentan con varios tipos de urnas biodegradables: “Una es para tierra, otra para mar y otra para río. En la urna para tierra se puede sembrar una semilla para que crezca un árbol; es otra de las formas para recordar al familiar, siempre estamos dispuestos a asesorar”, describió, sobre esta alternativa que poco a poco está comenzando a conocerse en la provincia.
Cementerio Parque: ¿Cuánto cuesta reservar un espacio?
El predio privado de Morada del Avá -en Oberá- es el único en la zona centro de la provincia, por lo que atiende a la demanda de varias localidades cercanas y también de países limítrofes.
Patricia Pérez, gerente administrativa, informó a este medio que adquirir una parcela -modalidad particular- ronda aproximadamente los $110.000 y puede ascender hasta los $143.000 -dependiendo de la ubicación de la parcela-. “Ese monto incluye el lugar, que depende de la ubicación tiene hasta dos niveles; es decir, entra un ataúd abajo y otro ataúd arriba; o en caso de que toda la familia opte por cremación, entran hasta seis urnas cinerarias”, detalló.
Y aclaró que se abona un solo mantenimiento, independientemente de si van seis o una urna cineraria, o uno o dos ataúdes.
Dentro de esa cifra, además de lo mencionado, también están contemplados los gastos de impuestos y de inhumación: “Esto incluye la apertura de la parcela, colocación de un gazebo y de una alfombra en el momento, también se utiliza un descensor de féretro. En vez de arrojar tierra, se les entrega flores a los familiares para que puedan arrojarlas y se tapa con una alfombra. Cuando la familia se va, finalmente se procede a tapar el lugar y se coloca la placa de mármol. También se suman floreros especiales para cementerios que impiden la acumulación de agua teniendo en cuenta la problemática del dengue”, explicó la entrevistada.
La gente siempre ‘se rebusca’ a fin de ahorrar, cuidar su bolsillo, o simplemente adoptar una actitud precavida respecto a los gastos que puedan surgir ante un hecho repentino. Es por eso que, como se ha desarrollado anteriormente, muchos optan por la cremación. Aunque también hay quienes prefieren las inhumaciones, pero se anticipan a reservar su parcela en vida e ir pagándola de a poco, para sí mismo o para un familiar.
“Muchas personas van pagando por anticipado. Nosotros como servicio apuntamos a la previsión y ofrecemos modalidades de pago en cuotas. En el momento en que sucede el deceso, se abonan los gastos de inhumación. Por ejemplo, si una persona compró una parcela a su nombre y fallece algún vecino o familiar suyo y se la quiere ceder, puede hacerlo, porque es transferible”, aclaró Pérez. Y resaltó que en general, los clientes reservan parcelas por grupos familiares.
En resumen, este relevamiento sobre los costos que implica afrontar los servicios fúnebres demuestra que muchas familias prefieren organizarse con anticipación, para evitar o atenuar toda la carga económica que demandará su propio deceso o el de un ser querido llegado el momento final.