“Pistolas que se disparan solas, caídos, todos desconocidos, bastones que pegan sin razones, la muerte es una cuestión de suerte”, lo canta, lo grita, lo repite, insiste Andrés Ciro Martínez (Los Piojos) hace 29 años.
Y la historia se repite cruel: “Mi hijo está bajo tierra y la policía miente, dice cualquier cosa, hasta le inventó un alias, mi hijo se llama Santiago y le decíamos todos Santi no ‘Telito’. Cuando era chiquito los amigos lo llamaban ‘anémico’. Es increíble, yo llorando y con miedo a todos y el comisario que le disparó por la espalda y huyendo declaró y al día siguiente se fue a su casa”.
Zulma Benítez tiene 47 años y 14 hijos, junta cada moneda limpiando casas y vendiendo frutas y verduras en la calle para conseguir un ladrillo, un puñado de arena y cemento y pegarlo en su casa en el barrio Santa Cecilia a pocos metros de la laguna del arroyo Zaimán cerca de la desembocadura al río Paraná.
Es una madre que perdió un hijo por un disparo policial, uno solo, certero que le ingresó por la axila izquierda y le destrozó el corazón. Ocurrió durante la madrugada del viernes 31 de marzo en Villa Poujade, también a pocos metros del arroyo Zaimán.
Zulma rompió el silencio y recibió a PRIMERA EDICIÓN para tener una voz al menos que replique su dolor, que pueda contar su versión y no resignarse a callar porque un comisario jaló el gatillo cuando su hijo intentaba escapar de un intento de robo en una vivienda de la zona sur posadeña.
La madre de Santiago Benítez relató: “No fueron dos chicos los que estaban con Santiago esa noche, era un joven nomás de acá del barrio, mayor de edad y no lo detuvieron por robo. Lo llevaron después, el viernes por la noche a la comisaría y lo devolvieron golpeado a su casa para que no diga nada. Pero cuando le dispararon a mi hijo {el lo arrastró hasta donde pudo y cuando sintió que el policía volvió a cargar el arma lo dejó a Santi y corrió hasta mi casa a avisarme que lo habían herido. Es más, cuando intenté acercarme esa madrugada a ver qué ocurrió no sabía que estaba muerto, pensé que estaba herido o que lo habían llevado al hospital. Fui al de Fátima, también al Madariaga a preguntar y no estaba en ningún lado, estaba tirado muerto de un balazo todavía en el barrio”.
“Este muchacho me dijo que el tiro fue por la espalda cuando corrían para escapar. Me dijo también que no habían entrado a robar y que lo persiguió el policía porque se puso loco. Seguía cargando el arma y Santiago se agarraba el pecho de dolor, le pidió al amigo que por favor me avisara y como ya no podía seguir ni caminando lo dejó ahí”.
“Llegó a mi casa y estaba asustado, desesperado y salimos a buscarlo a Santiago. Cuando me acerqué al lugar donde lo mataron me dio más miedo porque estaba lleno de policías, gendarmes, de todo. No supe qué hacer y me vine a casa hasta que me avisaron que Santiago estaba muerto, pero ya eran las 6 de la mañana”.
Sin vueltas
Zulma habla cruda sobre la vida de su hijo: “Santiago después de los 14 años comenzó a juntarse con gente mayor en el barrio, se volvió vago y cayó en problemas como el de las drogas. No era un santo, no sé cómo explicarlo, pero tampoco era el diablo para que lo maten a tiros y menos aún si estaba corriendo escapando”.
“Siempre le dije, le repetía: ‘si vos robás y la policía te viene a buscar yo les abro la puerta y que te lleven porque yo prefiero ir a visitarte preso y no sin vida en el cementerio’. Le reté muchas veces, no lo iba a tapar porque yo me rompí el alma para que comieran, tuve catorce hijos y salía de madrugada a comprar verdura al mercado y vender en la calle. Limpio casas, hago de todo para juntar y que comamos al menos, yo luché por ellos y por eso se lo repetía, no lo iba a encubrir”.
“No tenían que matarlo, ese policía no debió dispararle así. Si mi hijo hizo macanas no tenía que asesinarlo, pudo haberlo buscado y detenido, es un comisario, mi hijo no llevaba arma, ni cuchillo ni nada”.
Respecto a la decisión del juez de Instrucción 7, Miguel Mattos, de liberar el martes 4 de abril, bajo palabra, al policía imputado por homicidio calificado por arma de fuego y agravado por el cargo de funcionario, Benítez remarcó: “Tengo bronca, no lo puedo negar, pienso mucho y lloro de impotencia porque lo soltaron, es un asesino y está libre, cómo se permite eso, por qué, nadie me lo explica, no tiene tampoco explicación. La policía está para meter presa a la gente que hace las cosas mal. Mi hijo las hizo, pero no salió a matar a nadie, por qué no lo buscaron y detuvieron, que alguien me dé una razón”.
“Ya perdí un hijo hace tres años. Guillermo tenía 23 años y se quitó la vida tomando pastillas y alcohol. Ahora me matan a Santi (…) Otra vez el dolor viene por mí, es horrible. Insisto, ¿por qué no lo agarraron y metieron preso a Santiago, por qué lo mataron?”.
“Sólo me quedó la foto de la última noche que lo vi con vida. Él estaba tomando tereré en la casa de una amiga acá cerca y fue el amigo a buscarlo y llevarlo a robar aparentemente. Esa última foto me quedó con la sonrisa de Santi”.
“Me dijeron que lo usaban porque era menor y flaco para que entrara a robar y les pasara las cosas a los que lo esperaban afuera. Era una criatura, según dicen lo utilizaban como ‘gato’ a los pibes más chicos”.
Sin venganza
“Yo no quiero venganza ni ningún otro chico muerto. Los amigos están enojados y me dijeron que si quería ellos iban a hacer algo. Les pedí por favor que no hagan nada malo, no quiero más violencia, eso no sirve para nada. Quiero justicia, eso quiero, pero al asesino lo largaron al día siguiente que declaró, es increíble lo que sucede. El que lo mató a mi hijo quiero que pague como todos en la cárcel, juzgado y condenado, al menos un tiempo adentro de una celda, no sólo tres días como pasó esta semana”.
Las dudas y conmoción de Zulma reproducen preguntas: “Cuando vi las fotos de cómo quedó el cuerpo de Santiago pensé que encima de matarlo lo golpearon, porque tenía moretones en la cabeza, en el cuello, espalda, en todo el cuerpo. Nadie me respondió por ejemplo si estaba vivo y lo terminaron de matar a patadas”.
“Lo que sé sobre el hecho me lo contó el amigo de Santiago. Yo no me animé a llegar hasta el lugar donde estaba tirado. Encima lo único que me devolvieron fue la billetera vacía de mi hijo, ni el documento, ni la sube aparecieron. ¿Para qué tendría en el bolsillo la billetera vacía, querían que siguiera NN todo el tiempo posible?”.
Abandono y ni una moneda
“Nosotros somos pobres, averiguamos un abogado pero no podemos pagar a ninguno porque no tenemos dinero. Tampoco se acercó nadie a ayudarnos, ni del Estado ni de ningún lado. No vino nadie de Derechos Humanos ni de ninguna comisión política que se preocupe, estamos solos y con miedo”.
“En cualquier momento si la Justicia no hace nada van a volver a matar a otro pibe porque ande por la calle sospechoso, lo van a hacer porque no hay respuesta para frenar este problema. Creo que si mi hijo hoy estaba preso yo iba a estar tranquila porque lo tendría vivo e iba a poder visitarlo y rezar para que se recupere”.
“Los únicos que aparecieron y se preocuparon fueron ustedes de PRIMERA EDICIÓN, el fotógrafo que fue al cementerio y se acercó la semana pasada, pero nadie más, menos del Gobierno o de otro lugar”.
“No puedo ir a ver una cruz en el cementerio, es un dolor muy grande, era un chico, no era un mafioso, él sabía salir a trabajar a vender verduras, de chiquito me acompañó muchas veces, después también él solo lo hacía. Comenzó a perderse y robar después”.
Comisario en situación pasiva
Bajo caución juratoria, Justo Horacio Bareiro (52) fue excarcelado y seguirá supeditado a la instrucción del expediente como presunto autor del homicidio del adolescente de 16 años cuando corría en pugna por darse a la fuga de un supuesto intento de ingresar a robar a la vivienda de familiares directos del comisario en el cruce de las calles 158 y 47 de Villa Poujade. La víctima cayó tras correr poco más de cien metros por calle 47.
La coartada del comisario se basa en que el balazo nueve milímetros fue “accidental” en un tropiezo y caída de Bareiro cuando buscaba repeler el ilícito en la casa de sus familiares casi frente a su domicilio por calle 158.
El subjefe del Comando Radioeléctrico Centro (Unidad Regional I) tras ser excarcelado fue notificado que su situación en la fuerza de seguridad pasó a “pasiva” y que Asuntos Internos analiza si corresponde su apartamiento de la Policía.