La investigación que involucra como presunto autor de homicidio calificado a un comisario inspector de la Policía provincial, pasó a manos de la misma fuerza de seguridad por orden del juez de Instrucción 7 de la Primera Circunscripción, Miguel Mattos.
La muerte de “Telito”, el adolescente de 16 años que recibió un disparo calibre nueve milímetros durante la madrugada del viernes en el barrio Villa Poujade cuando intentaba darse a la fuga del intento de robo que habría protagonizado junto a dos cómplices, se anunció que quedaría bajo la órbita de Gendarmería Nacional para despejar sospechas y aportar claridad al sumario que tiene como único sospechoso y detenido a Justo Horacio Bareiro, subjefe del Comando Radioeléctrico Centro (Unidad Regional I) en esta capital.
Pero la decisión cambió y se aguarda que los peritos en labores criminalísticas del Escuadrón 50 “Posadas” de Gendarmería informen al juzgado mencionado sobre los relevamientos realizados en la escena del hecho.
Lo que se intenta esclarecer, se inició en una vivienda del cruce de las calles 158 y 47 en Villa Poujade y el sumario con la pesquisa respectiva se definió que sea confeccionado por los investigadores de la Unidad Regional X.
Hasta el momento, como presunto autor del disparo está detenido Bareiro y la versión de sus camaradas sostiene que el viernes a las 0.30 fue alertado por sus hijas que en la vivienda de sus familiares, frente a la suya por calle 158, tres ladrones intentaban ingresar con intención de robo.
Para intervenir y repeler el delito, el policía de 52 años tomó la pistola reglamentaria y salió en ojotas a la calle, se tropezó en el ripio, cayó y el disparo impactó en la axila izquierda de “Telito” quien siguió corriendo por calle 47 hacia la costanera del arroyo Zaimán pero el proyectil ya le había perforado el corazón. Las fuerzas no le permitieron una fuga mayor a los 120 metros y murió tendido en la vereda.
Velorio y entierro
En tanto ayer al mediodía, familiares, amigos y vecinos de la víctima fatal, cumplieron con el ritual y despidieron los restos enterrándolos en el cementerio “La Piedad” de esta capital.
En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, varios familiares directos se mostraron atemorizados por lo sucedido y varias circunstancias que se sucedieron tras la entrega del cuerpo en la Morgue Judicial.
Aseguraron que el DNI del adolescente estaba en la billetera y que de esta manera se determinó el viernes por la madrugada de quien se trataba. Pero que ayer al solicitarlo les aseguraron que nadie lo tenía.
También señalaron que en la Morgue, los policías de guardia no les permitieron identificar el cuerpo. El cajón fue llevado por una empresa funeraria hasta el barrio Santa Cecilia, a la casa de la madre de “Telito”, y allí pudieron verlo a las 2.30 de ayer, seis horas después que el juez Mattos habilitara el retiro de la Morgue Judicial.
Según uno de los familiares, fotografiaron las lesiones que les llamaron la atención en la víctima, le encontraron cortes en la nuca, detrás de las orejas, golpes en la cabeza, hematomas en el rostro y los dedos de las manos lastimados sin huellas dactilares con lesiones de arrastre.
Otras voces señalaron que un amigo de la víctima fatal, durante la tarde del viernes fue llevado por la policía a declarar a la Unidad Regional X y, presuntamente, aportar información sobre lo sucedido en Villa Poujade, pero el adolescente regresó a su casa asustado y con golpes y contó que le “aconsejaron” que cuando sea citado por la Justicia relate que acompañaba a “Telito” cuando intentaron entrar a robar en la vivienda de los familiares del policía sospechoso del crimen.
A las 11.30 de ayer, un puñado de parientes, amigos y vecinos, formaron parte del cortejo que ingresó al cementerio de la chacra 60 para despedir al menor que perdió la vida.
Adentro del más barato de los cajones que se imagine, hecho de láminas de pino teñidas en tono “tierra colorada”, sin un crucifijo o referencia religiosa en la tapa, fueron seis muchachos y el sepulturero de turno, quienes lo introdujeron en el pozo de poco más de un metro de profundidad.
Entre los deudos juntaron dinero que alcanzó para un ramo de flores pequeño y todos finalizaron la ceremonia en silencio, lágrimas, las manos sucias tras arrojarle tierra a “Telito” y luego de apoyarle una pequeña y vieja cruz de madera.
Fotos: Gentileza M. Otaño.