La industria textil genera miles y miles de toneladas de desechos de ropa al año en todo el mundo, impactando negativamente en el medio ambiente. Esto es como consecuencia del desechar y sustituir que acorta cada vez más sus plazos; es decir, la moda pasa de moda (valga la redundancia) con mayor rapidez.
No obstante, hace ya algunos años, una fuerte movida de conciencia ecológica, impulsada mayormente por jóvenes y adolescentes, tomó las calles y los espacios de discusión para generar conciencia sobre el cuidado del planeta.
Y, por añadidura, surge un nuevo paradigma que promueve un consumo responsable de la moda, cuyo rol principal es reciclar y reutilizar la ropa. El mismo es conocido con el nombre de moda circular.
Se trata de un mercado en constante crecimiento en el mundo y Posadas no es ajena a ello. Con tiendas montadas o simplemente en las redes sociales, la ropa usada se ofrece en una amplia variedad y pica en punta en la ciudad con un número de consumidoras y consumidores que crece a pasos agigantados. También se suman a estos productos usados los zapatos, zapatillas, carteras, mochilas y cintos; tanto para mujer, como para hombres y niños.
Sin embargo, no hay que hacer caso omiso a que el auge de estas tiendas de segunda mano están estrechamente ligadas a la crisis económica que vive el país y la posibilidad de obtener indumentaria en excelente estado y a precios muy accesible (en muchos casos a menos de la mitad de lo que cuesta una prenda nueva).
“Sabía que en Buenos Aires ya era tendencia la ropa usada y que acá en Posadas había alguna que otra feria, pero eran pocas. Ahora veo que creció un montón y hay gran cantidad de ferias en los garajes, en las casas, en lugares como plazas…”, sostuvo en diálogo con PRIMERA EDICIÓN Camila Villanueva, impulsora de Coco!, que nació en 2019.
Sobre la popularidad de estos espacios, la joven comentó: “Creo que si bien comenzó como para cuidar el medio ambiente hoy en día, por la crisis que estamos viviendo a nivel país, tiene mucho que ver con lo económico también. Podés conseguir ropa usada a la mitad del precio de lo que sale algo nuevo y más la ropa de marca, que hoy en día es impagable y nosotros las tenemos en perfecto estado (como nueva) a un precio súper accesible”.
Por su parte, Ileana Arrúa, que vende ropa usada junto a su amiga, Celeste Krujowski, a través de la página de instagram Zebra Feria, consideró: “Creció mucho la movida y está muy bueno porque los precios de la ropa nueva son exageradamente elevados y me parece innecesario. Siempre y cuando se le pueda dar otra oportunidad a la ropa está buenísimo. Yo hace años que compro en ferias”.
Por su parte, Mariana Komisarski, que también vende online a través de la página MImoda Circular, destacó: “Creo que este boom de la moda circular recién empieza y está creciendo de una forma exponencial. Hay cada vez más personas que se suman a ella y se están dejando los prejuicios de lado”.
Sobre lo anterior, agregó: “Antes quizás sólo las personas de pocos recursos accedían a este modo de comprar, hoy en día personas de muy buen pasar y profesionales eligen comprar y vender lo que ya no les es de utilidad”.
Un mercado en auge
Estas cuatro jóvenes empezaron en esta actividad vendiendo su propia ropa, así como la de algunos familiares y amigos. Fue tal el éxito que se dieron cuenta de que había un campo para explotar.
“Yo empecé vendiendo mi ropa, cosas que no usaba más, cosas de mis amigas. Por las redes sí me preguntan mucho si compro ropa usada a otras personas para vender; pero, como recién estoy empezando, lo que hago es pedirle que me manden fotos y si se vende por mi página, me queda un porcentaje”, comentó Mariana de MImoda Circular.
En el caso de Camila Villanueva, de Coco!, se inició en la venta de ropa usada ante la imposibilidad de conseguir empleo recién recibida de licenciada en Psicología en 2019. Comenzó ofreciendo su ropa y la de su madre. Fue tal su sorpresa ante la rapidez de las ventas que, con el dinero, empezó a comprar y revender ropa de otras personas.
“Antes de la pandemia me había ido a Buenos Aires y había traído ropa nueva. Me fue bien, pero la ropa usada es la que más rápido se va… es lo que todas quieren”, dijo.
Ahora, el local de Camila es muy concurrido, tanto para comprar como por las personas que les quieren vender lo que ya no usan. Cuando hace el anuncio en Instagram del día que va a comprar ropa, las chicas hacen fila frente a su local.
“Al principio era a consignación, es decir que le daba el 50% cuando la ropa se vendía; pero, como creció tanto, después me era difícil tener un control de tanta ropa y mujeres. Entonces, opté por la opción de comprarles la ropa”, dijo al respecto.
Por su parte, Celeste Krujowski, de Zebra Feria, relató que el emprendimiento vio la luz hace unos tres años (justamente en la pandemia del Covid-19), primero en un garaje y ahora solamente de manera online. “Hay muchísimas chicas que me dicen que les gusta la onda de la página y tienen ropas que las quieren hacer circular. Hay muchas prendas circulando y la gente no sabe qué hacer”, comentó.
Del mismo emprendimiento, Ileana, consideró: “Creo que además de lo económico, está buenísimo esto para el reciclado y por el impacto que genera en el medio ambiente la ropa. Está buenísimo que le podamos dar más años de uso y, bueno, todo se merece una segunda oportunidad siempre y cuando esté en condiciones”.
Prendas en perfecto estado
Si hay algo que caracteriza a estas ferias físicas y virtuales, es que todo lo que se ofrece está en muy buenas condiciones: las prendas no están descosidas, sucias ni manchadas, tampoco los calzados ni las carteras. Es que las chicas tienen filtros muy rigurosos para esta cuestión; porque no por tratarse de artículos de segunda mano, tienen que ser feos o viejos.
“Están en excelente estado y limpias, si alguna prenda tiene algún detalle, se muestra en la foto para que el cliente sepa; ya que no existen cambios ni devoluciones. Es muy transparente la forma en que nos manejamos”, acotó Mariana.
Mientras, Camila destacó que prefiere revender ropa que sea usada pero siga estando a la moda; es decir, que sean prendas que se usen en esta época. “Tienen que estar limpias, sin olor a guardado, sin manchas, ni roturas. Tienen que tener todos los botones. Si son calzados, no tienen que estar gastados… que realmente uno mire la ropa, el zapato o la cartera y esté perfecto”, aclaró sobre su selección al momento de comprar la ropa usada que después ofrecerá a sus clientas.
“Son ropas que capaz que las usaste una o dos veces para salir y ya te aburrió. Son ropas nuevas prácticamente, que te salen la mitad de precio. Hoy en día una remera nueva te sale 16.000 pesos y una pollera te sale casi 10.000”, dijo por su parte, Celeste.