Argentina cumple 40 años de democracia ininterrumpida y aunque pareciera que los hechos ocurridos en los años oscuros de la última dictadura cívico-militar se conocen hasta el hartazgo, la realidad es que hay una generación que los ignora. Una democracia basada en la memoria es aquella que deja de lado el odio, pero no olvida y la mantiene viva para que esa parte de la historia no vuelva a repetirse.
Nostalgia, bronca, odio, emoción, conmoción fueron algunos de los sentimientos expresados por los adolescentes luego de finalizada la proyección de la película “Argentina, 1985”, que se pasó en el cine IMAX del Parque del Conocimiento y reunió a estudiantes secundarios del Colegio Superior Provincial Nº 1 “Martín de Moussy”, la EPET 37 “Benjamín Matienzo”, la Escuela de Comercio Nº 8 “Granadero Lorenzo Napurey” y el CEP 57 “Submarinista Eliana Krawczyk”.
Durante este cine-debate, que fue organizado por el CONICET Nordeste, los chicos además pudieron escuchar los testimonios de sobrevivientes misioneros que fueron secuestrados y torturados: Amelia Báez, Ramón Alberto “Peinado” Acuña, Elvira Aidé “Mari” Acuña, Augusto Speratti y Carmen Michelón, hija de Héctor Michelón. Estuvo presente Santiago Carabante, productor de la cinta que estuvo nominada a los Premios Oscar.
Sumergidos en curiosidad y con la avidez de poder conocer más sobre ese momento de la historia, los chicos reconocieron que sabían muy poco sobre la última dictadura cívico-militar que se autodenominó Proceso de Reorganización Nacional y de que se haya hecho un juicio civil a las Juntas Militares. El debate estuvo mediado por la docente e investigadora María del Rosario Millán.
¿Cumplieron todos los condenados sus condenas? ¿Qué pasó en Misiones? ¿Por qué la democracia estaba tan frágil? ¿Cómo pudieron convivir con los militares?, fueron algunos de los interrogantes de los estudiantes, que contaron con la intervención de los sobrevivientes y Carabante.
“Esto nos hace más conscientes de que es algo que no se puede volver a repetir, tenemos que buscar la forma de que al menos las Fuerzas Armadas no tengan decisiones políticas del país. También de luchar por lo que nosotros queremos y por lo que consideramos que está bien hacer”, dijo a PRIMERA EDICIÓN, Brian (18), estudiante de la EPET 37 “Benjamín Matienzo”.
Mientras que su compañero, apodado Bruera, agregó: “Si bien nosotros no vivimos nada de eso, es interesante conocer la historia del país y saber lo que vivió esa gente, las Abuelas de Plaza de Mayo, las represiones, para que podamos entender y sentirnos más parte del país”.
Emocionado y con sentimientos encontrados, Ezequiel -del mismo colegio- aseguró: “Cuando empezamos a ver la peli nos dio impotencia ver a los generales que sentían que no iban a recibir ningún tipo de castigo por lo que habían hecho y nos gustó la determinación que tenía el fiscal junto con los jóvenes que encontraron las pruebas suficientes y pudieron hacer justicia”.
“Una nación que olvida su historia está condenada a repetirla y si esto vuelve a pasar puedo ser yo, pueden ser ellos, mis amigos”, remarcó otro de los chicos del grupo.
Confesaron que aunque conocían de la existencia de Madres y Abuela de Plaza de Mayo, como así que hubo una dictadura militar, no conocían en profundidad todo lo sucedido ni las implicancias de todo ello.
Del colegio “Martín de Moussy”, Gonzalo Dos Santos y Natalia Rovirosa, reconocieron: “Me pareció triste por la gente que vivía en ese estado, no sé cómo podían vivir así. Entendemos que esto no se vuelva a repetir porque sería muy horrible para el futuro del país”.
En tanto, Alexander, del CEP 57, acotó: “Estuvo bastante flashero todo porque estuvieron las personas que vivieron esos momentos y también este productor misionero que participó en la película”.
Ya no hay más miedo ni dolor
“No tenemos odio ni rencor. Yo fui brutalmente violada durante mi secuestro y la mayor superación que tengo es la revancha que me da la vida, la integridad de poder estar hablando hoy con ustedes”, dijo Mari Acuña cuando tomó el micrófono para responder a la pregunta de una alumna a cómo se sentía al cruzarse con un militar en aquella época. Su enunciado provocó que una de las estudiantes le dijera que estaba orgullosa de ella e instó a los demás a que la aplaudieran de pie.
Por su parte, Carabante, el productor de la película protagonizada por Ricardo Darín, los animó a que hagan escuchar su voz y sus ideas, y que aunque parezca ficción del filme, en realidad los chicos que acompañaron al fiscal Julio César Strassera en la causa, tenían poco más de tres años que ellos.
Por último, una docente compartió su experiencia de enseñanza a sus alumnos: “Sabemos que hay corrupción, pero el miedo no nos puede hacer callar, el derecho a la expresión y a la información es lo más preciado. Eso es lo que siempre les digo a ellos, si yo me callo en lo mínimo, esto puede volver a pasar”.