La glándula tiroides está ubicada en el cuello y tiene la forma de una pequeña mariposa, y su función es regular todo el metabolismo.
Cada glándula actúa de reservóreo de compuestos químicos llamados hormonas, que circulan por sangre buscando los órganos receptores que le permitan ejercer su función. Los receptores tiroideos se encuentran en casi todas las células, desde la composición del cabello, piel, sistema nervioso todo tiene que ver con su funcionamiento.
Un desequilibrio de estas hormonas afecta todos los sistemas, tanto en el humor como en dormir, comer, ningún órgano queda exento.
Las causas son netamente hormonales o tienen su origen en el sistema inmunológico, su tratamiento es diferente en cuanto a recomendaciones generales y pronóstico.
Hay una gran predisposición familiar y por el sexo femenino puede ser diagnosticada al nacer o a cualquier edad. Es uno de los análisis que se hacen al nacer, ya que el desarrollo psicofísico del bebé es condicionado en el diagnóstico. Existen varios métodos que ayudan a determinar su causa para luego dar sugerencias más específicas.
Las causas de origen autoinmune significan que el cuerpo está desconociendo sus propias células, tiene relación con otras autoinmunes como artritis, diabetes, celiaquismo, todas relacionadas con el síndrome inflamatorio, que conlleva al síndrome del intestino permeable.
En el caso de María Teresa con 61 años, hipotiroidea hace más de 20 años. Valor normal de laboratorio en todos los parámetros generales, pero se seguía sintiendo cansada, con la piel seca, edema importante en miembros inferiores en los cuales se le sumaban calambres cada vez más frecuentes.
En el interrogatorio y examen surgen otros factores como constipación que la tenía incorporada como normal. Iba de cuerpo cada tres días generalmente ayudada con algo natural como cáscara sagrada.
También con rinitis, tendencia al llanto fácil, angustia, de sueño inestable sin lograr el sueño reparador tan necesario.
Todos los síntomas los relacionaba con la edad y entendía que todo tenía que ser así. Este concepto hay que erradicar porque a cualquier edad nos podemos sentir mejor y no tomar todo como normal, hay que buscar alternativas.
Comenzamos lo básico para disminuir síndrome inflamatorio que trae aparejada la permeabilidad intestinal.
El reposo gástrico de 14 horas no le costaba nada hacerlo, ya que no tenía ansiedad ni hábitos de consumir alimentos entre horas.
Incorporamos alimentos nuevos para que resulte más sencillo dejar otros, al comienzo del día tomaba hormona T4 por lo tanto no consumía semillas ni integrales de ningún tipo. Después de cuatro horas, el desayuno era un huevo con alguna hoja verde o compota, luego caldo de huesos para incorporar más minerales y colágeno, con suplementos acordes.
Se graduaron los alimentos y su calidad en las horas permitidas de comidas, pero se aumentaron las infusiones y fibras para lograr un mejor tránsito intestinal.
Al principio sugerí ayuda con enemas evacuantes para limpiar bien los intestinos y desparasitar, acompañado con drenaje linfático.
De a poco para no generar tanta resistencia se dejó el gluten y lácteos, además de lo procesados y de nutrientes vía oral como selenio, zinc, magnesio, vitamina D y glutamina.
A los cuatro meses era otra persona, había logrado mejorar su sintomatología casi en su totalidad y se sentía tanto física como emocionalmente bien, con deseos de seguir con los cambios.
Tratar de buscar más allá de un número de laboratorio, generar la relación entre los síntomas y dar alternativas para cada paciente es la clave.
No nos dejemos estar, busquemos porque el síndrome inflamatorio es una de las causas de mayor consulta.
La inflamación afecta cada órgano y de ahí la mayoría de los malestares generales.
Escucharnos, valorarnos y cuidarnos desde un todo es posible y más fácil de lo que pensamos.
Feliz y bendecido domingo.