El etíope Abebe Bikila fue el primer africano en ganar una medalla de oro en los Juegos Olímpicos. Incluso ganó dos veces la maratón olímpica, en Roma 1960 y Tokio 1964. Sin embargo, aquellas proezas no son tan recordadas como el detalle por el que eternizó su nombre en el deporte mundial: en esa primera participación, en Roma, Bikila ganó su primer oro tras completar descalzo los 42 kilómetros de la exigente prueba.
Braian Antúnez tiene 11 años, no ganó una maratón olímpica -al menos, no todavía- pero el último sábado se quedó con el triunfo en la primera fecha del Gran Prix Nocturno de Oberá. Un detalle llamó la atención de todos: Braian, como Abebe, corrió y ganó descalzo.
“Me gusta mucho correr descalzo, me siento más seguro, no me lastimo ni nada. Al lado de casa hay una canchita de fútbol y siempre jugué descalzo”, le responde Braian a EL DEPORTIVO con la inocencia propia de cualquier pibe misionero que, ensimismado por la redonda, pasa sus tardes en contacto pleno con la tierra roja.
Antúnez es hijo de Eugenia (32), ama de casa, y de Manuel (36), albañil. Tiene cuatro hermanos y asiste a la Escuela Provincial 781, a una cuadra de su casa, en el barrio Villa Stemberg de Oberá.
A la familia no le sobra nada, pero el trabajo de sol a sol de Manuel le permite parar la olla con dignidad e incluso hasta la posibilidad de comprar un par de zapatillas. Pero no hay caso: Braian quiere correr descalzo.
“Siempre corrí descalzo. Y no me pienso calzar para correr”, dice el protagonista de esta historia, con una sonrisa en el rostro y con firmeza pese a su corta edad. Pues bien, se podrán decir muchas cosas, pero Braian avala su método con el trofeo que tiene en sus manos y que ganó el último sábado por la noche en la categoría U-12, tras completar los 800 metros de carrera contemplados en esa divisional.
No serán 42 kilómetros, pero… el que haya corrido ocho cuadras descalzo y más rápido que el resto, que tire la primera piedra.
“No sé cómo hace, no se corta, no se lastima. Dice que se siente más seguro así. Y si le digo que le voy a conseguir unas zapatillas, me dice que se las va a sacar. Se ve que tiene piel de lagarto”, responde entre risas, Eugenia, la madre, quien agrega: “como nosotros estamos construyendo nuestra casita, él me dice que sale caro comprar unas zapatillas, que no compre, que no las va a usar”.
Braian dio la nota el último sábado con el triunfo en la primera fecha del Gran Prix Nocturno, pero no fue la primera vez que gana una carrera. El año pasado, por el mismo certamen, también cruzó la meta primero. Y lo hizo descalzo, claro.
“Para nosotros es un orgullo, una felicidad. Ellos andan bien, son rápidos, se ve que tienen cruza con liebre”, bromea Eugenia, quien cuenta entonces que Yoseline, una de las hermanas de Braian, también ganó en su categoría -pero con zapatillas-, mientras que Benjamín (5), el más chico de los hermanos fue segundo el último sábado. “Ellos son muy rápidos, siempre llaman la atención por eso”, subraya.
Para Braian, el fútbol es el primero de sus amores. Es hincha de River Plate y sueña con ser jugador del Millonario y seguir los pasos de Enzo Fernández, su máximo ídolo. “Cuando sea grande quiero ser futbolista, como Enzo Fernández”, responde a EL DEPOR. Peeeeero… el atletismo también comenzó a gustarle, por lo que se anima a soñar un destino diferente. “También me gustaría hacer atletismo y estar en un Juego Olímpico”, admite.
“Yo ahora lo estoy viendo con más pasta para el atletismo, pero será lo que Dios quiera”, agrega su madre.
El sábado venidero se llevará a cabo la segunda fecha del Gran Prix. Y Eugenia ya le preguntó a Braian si no quiere probar, al menos, con alpargatas. Es que, más allá de todo, siempre está la preocupación de que se pueda cortar o lastimar.
Y no hay caso. “Me dice que no, que no quiere, que va a correr descalzo”, se resigna la madre. Será otra noche con el asfalto bajo sus pies y, por delante, un sueño olímpico que empieza a florecer.