A pesar de estar en vacaciones, seguimos trabajando.
Hoy pareciera que productividad es sinónimo de no descansar. Pero la realidad es otra, ya que estar relajados, a pesar de lo que hacemos, es necesario para que la mente y el cuerpo descansen y podamos tener bienestar.
¿Les ha pasado tener que hacer muchas cosas y al no hacerlas llenarnos de ansiedad y muchas veces de culpa?
Pareciera que nos han inculcado que hacer es necesario para ser, pero nos llenamos de actividades y terminamos sintiéndonos agotados y vacíos.
¿Qué beneficios encuentras en la relajación mental y corporal? Estas proporcionan una mayor oxigenación del cerebro, activando ambos hemisferios y dando lugar a numerosas ventajas, entre las que se encuentran: incremento en la capacidad de concentración, mayor creatividad, aumento del nivel de conciencia, mejora de la memoria o mayor capacidad de aprendizaje, buena digestión, disminución de la frecuencia cardíaca, conciliación del sueño, conexión con las emociones, eliminación de tensiones musculares, y más.
Relajarse puede tranquilizar la mente y hacernos sentir más calmos. Y es en ese estado donde podemos diferenciar qué es lo importante para nosotros.
Hemos escuchado sobre los beneficios de la relajación, sin embargo parece que detenernos, sentir nuestro cuerpo y la tensión que acumulamos en él, es lo último que pensamos hacer.
Hay muchas formas de relajarse. Hoy les traigo algunas sencillas para que las practiquen. Lleva solo unos minutos. ¡Anímense a probar!
– Relajación basada en la respiración: consiste en realizar inspiraciones inflando el abdomen. Inhalamos lento y exhalamos más lento, contando hasta 6 u 8 tiempos. Repetir varias veces.
– Relajación muscular progresiva: consiste en tensar y relajar cada uno de los grupos musculares. Tensar las piernas durante 5 segundos y soltar; hacer lo mismo con los abdominales; elevar los hombros cerca del cuello y soltar; gesticular con la cara y soltar. Ir sintiendo cada parte del cuerpo, tensarla y soltar.
– Relajación con imágenes mentales: cerrar los ojos e imaginarte un lugar que te guste. Sentir el viento en la cara, los olores de ese lugar, respirar y dejar que las sensaciones aparezcan. Pueden usar una melodía instrumental que ayude.
– Conciencia plena: consiste en observar algo que elijan que los lleve a sentir el cuerpo; por ejemplo, sólo sentir cómo cae el agua en el cuerpo cuando estamos en la ducha, o masajearse las manos y sentir cada parte de los dedos, el calor que emana la piel.
Hoy los invito a observarse y tomar un minuto para practicar y poder relajarse.
Bendiciones.