Guillermina Frete (20) es técnico en equipos e instalaciones electromecánicas. Se dedica a la instalación de equipos para el calibrado electrónico de neumáticos, en semirremolques y camiones. Además, coloca protectores para motores en coches, camiones, camionetas. También se ocupa del balanceo, desarme y armado de cubiertas en una empresa posadeña que se dedica a la comercialización de neumáticos.
“Mamá me decía: ‘Guille, agarrá y probá, porque si no probás, no vas a saber si te gusta o no’. Fue lo único que necesité para impulsarme”, manifestó la joven, feliz con su trabajo, única mujer en un equipo de hombres.
Mientras la música suena de fondo y los ruidos de los vehículos que transitan por la avenida Cabo de Hornos, aturden, Guillermina Frete (20) se apresura a rotar las cubiertas de un coche que llegó casi sobre la hora. Hace poco más de un año viste el uniforme azul de una empresa de neumáticos, en la que hizo una pasantía y, después, fue invitada a formar parte del equipo.
Todos estos conocimientos los adquirió siendo alumna del Instituto Línea Cuchilla (ILC), emplazado en Ruiz de Montoya, donde se recibió de Técnico en Equipos e Instalaciones Electromecánicas, tras seis años de cursado. “Como cualquier persona, tenía miedo y decía, soy una mina, pero esto me llama la atención, entonces lo quiero hacer. Todo empezó con mi mamá, Fabiana, que, desde que yo tenía 12 años, me decía: ‘Guille, agarrá y probá, porque si no probás, no vas a saber si te gusta o no’. Fue lo único que necesité para impulsarme, para inspirarme”, manifestó la joven, tras dar por terminada la jornada.
Después empezó con el tema de ser tallerista. “Es una base muy amplia la que te brinda el colegio, que puede ser hojalatería, carpintería, soldadura, y después vas viendo qué es lo que querés hacer, qué es lo que más te gusta. Mamá decía, ‘si no te gusta, lo cambiás. Vos probá, si no te gusta, cambiamos, hacemos otra cosa’. Es como que siempre tuve esa oportunidad que me hagan elegir lo que yo quería hacer. Si bien siempre fue un sacrificio, nunca me obligaron absolutamente a nada”, expresó.
Cuando terminaba sexto año, Frete debía presentar un proyecto final y confeccionó un termotanque eléctrico de 62 litros, que, “por la altura, me sacaba una cabeza. Ahí apliqué mis conocimientos, más que nada en soldadura, que también es un área que me gusta mucho. Después hice una pasantía de dos semanas aquí, en esta empresa de neumáticos y, a la segunda semana me preguntaron si me gustaría trabajar con ellos”, celebró.
Como en cualquier empresa grande, “habrán pensado que la pasantía era para estar en la oficina y cumplimentar trámites administrativos. Pero no, cuando se enteraron que era para que estuviera en el taller, fue algo inusual. Mis compañeros me aceptaron, y trabajo a la par de ellos, haciendo la misma tarea”.
Aseguró que “lo que me dijo mamá, lo tomo como una ley de vida. Primero, si no pruebo, nunca voy a saber si me gusta o no y, segundo, es lo que me aconsejó la gente que me quiso dar una mano y que fue un montón, es que si no metés mano, nunca vas a aprender. Y es así. Y en este rubro, más aún. Si no vas y te equivocas, no aprendes”.
Además, todos los días se lo recuerda su jefe: “Estás en una edad, en un momento, en el que estás aprendiendo, donde te tenés que equivocar, porque, de lo contrario, no vas a aprender. Y yo me animo, siento que no hay nada que yo no pueda hacer. Y esto, trabajar en un taller, y te lo van a decir los propios obreros, es maña, e incluso es maña más que fuerza. Todo tiene una forma de hacerse”.
Cuando regresó, sus amigos le hicieron ver “lo loco que fue este tiempo porque, justamente, en la edad donde se es más activo socialmente, estuve encerrada, estudiando, en el colegio, que queda a una hora y media de Posadas. Viajaba los domingos por la tarde y volvía los viernes por la tarde”, comentó.
Recordó que cuando tenía 12 años, decía a su madre, “acordate que cuando sea grande voy a trabajar en un taller. Y cuando terminé la secundaria, ella quería que siguiera estudiando, pero, no quería ser un peso, porque ya había invertido bastante, aunque valió absolutamente la pena. Mi pensamiento fue, voy a trabajar, así podré tener mis cosas”. De todos modos, “en el momento que pueda, quisiera seguir estudiando. Ahora trabajo de 8 a 18, comencé un terciario en el Janssen pero me resultó imposible por los tiempos. Más allá del horario, era por el cansancio mental y físico que requiere estar en un taller. Es un trabajo que te exige bastante energía. Me gusta todo lo que tenga que ver con la parte electromecánica, técnica, me gusta mucho el diseño industrial, higiene y seguridad”, comentó.
Para muchos no es usual ver a una mujer haciendo las tareas en un mundo ocupado por hombres, pero para Frete, “lo inusual es ver a gente que tiene mi edad que está en cualquier otra cosa. Por eso para mí es tan importante estar ocupando el tiempo en algo, como en mi caso, que me gusta, que me remunera”.
“Me siento muy bien aquí. Estoy tratando de tomar buenas decisiones porque eso es lo que hay que hacer en esta vida. Tomar buenas decisiones y no perder el tiempo. Quiero independizarme, firmé un contrato y voy a ir a vivir sola. Son un montón de cosas que tengo en la cabeza, pero soy consciente que no tengo que dejar que me carcoman. Vengo a mi trabajo a las 8, cumplo con mi rutina diaria de la mejor manera posible”, sostuvo, quien tiene una hermana melliza, Valentina, y a quien le encanta la música electrónica.
Aseguró que, “como de tan chica estoy en este ambiente, no soy yo la que se tiene que acostumbrar a los varones, son ellos los que se tienen que acostumbrar a tener una mujer en el taller. Nos llevamos bien. Para mí cualquier relación, de cualquier tipo, será sana mientras la base sea el respeto. Es así de simple. Las cosas son más simples de lo que pensamos a veces, pero nos gusta complicarlas”.
“Todavía hay mucho machismo, pero son cosas que con el tiempo van a ir mejorando. Pero, así como hay hombres que vienen y me juzgan, hay otros que simplemente se sorprenden, me hacen una pregunta y dicen qué bueno. Y yo siempre tomo lo bueno. Hasta de lo malo, trato de tomar lo bueno”.
Rodeada de personas fuertes
Hace un tiempo, Frete escribió una frase, que la volvió a leer el día de la entrevista con Ko’ape: “soy fuerte porque nací y crecí rodeada de personas fuertes. Y la realidad es porque mi mamá es muy trabajadora, es un ejemplo a seguir, igual que mi abuela Analía. Mi familia es de mujeres, ellas siempre fueron mi sostén. Nunca hubo nadie que me dijera: no, vos no podés hacer esto. Siempre fue: ¡vos podes!, y si sentís que no podes, decir sí puedo, voy y lo hago. Y así es con todo. Por eso siento que más allá de lo que uno quiera hacer, tenés que pensar que tenés un tiempo, una energía entonces agarrá y ocupala para hacer algo que te sirva”.