En lo cotidiano sobran evidencias de la mayor participación de los hombres en diversos ámbitos y profesiones, pero adecuando esta columna a los días que corren, cuando se acaba de celebrar el Día Internacional de las Mujeres y las Niñas en la Ciencia, conviene relacionar la premisa inicial a ese ámbito.
Las disciplinas STEM (acrónimo de los términos en inglés Science, Technology, Engineering and Mathematics, en español Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) están altamente “dominadas” por hombres, estableciendo así una brecha de género que impulsa la necesidad de sumar mujeres al trabajo científico para que también accedan a puestos de conducción y liderazgo y se acorten las diferencias salariales y las dificultades para acceder a ascensos y promociones.
En el mundo de las I+D (investigación y desarrollo), las mujeres representan apenas el 33%, de acuerdo con el informe más reciente de la UNESCO.
Con el objetivo de fomentar la inclusión y aumentar la visibilidad de las mujeres científicas, las Naciones Unidas establecieron el 11 de febrero como el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.
A propósito, un reciente análisis desarrollado para el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC), establece que las barreras para el acceso y el desarrollo de las mujeres en carreras científicas comienza en los primeros años de la educación.
“Las niñas y jóvenes se encuentran con barreras para orientarse a disciplinas STEM desde temprana edad: existen estereotipos de género que afectan su confianza e interés en el ámbito científico y tecnológico, y que llevan a que pocas lo elijan al momento de estudiar una carrera universitaria o insertarse laboralmente”, dijeron.