“El idioma guaraní que aprendí en casa fue la llave para abrir las puertas a las comunidades a fin de que pueda entrar en ellas, a través de las conversaciones, los diálogos, y así ejercer la docencia”, manifestó José Javier Rodas, profesor para la enseñanza primaria, que hace 25 años se desempeña como maestro en las comunidades Mbya Guaraní de esta ciudad turística.
Nacido en Santa Fe, el 9 de julio de 1969 –él mismo aclaró que fueron once días antes de que el hombre llegara a la luna-. En 1978 se estableció en Misiones junto a sus padres, Cristina y Javier (ya fallecido), y a su hermana Lilia, porque su papá fue designado a trabajar como obrero en la represa Itaipú Binacional. Terminó el colegio secundario en la Escuela Normal Superior N° 8 “Remedios Escalada de San Martín” y, en el mismo establecimiento, se recibió de maestro.
Contó que mientras estudiaba magisterio y desarrollaba tareas en el hotel Internacional (cinco estrellas), “veía cosas del sistema económico y definí que cuando fuera docente trabajaría en aldeas indígenas. Una de las razones era porque conocía la lengua guaraní porque es mi lengua materna junto con el castellano. Y el requisito o condición ‘sine qua non’ para trabajar en las comunidades aborígenes era, precisamente, conocer la lengua guaraní. Cuando me recibí, me anoté en el Consejo General de Educación de Posadas y, apenas hubo una vacante en las comunidades indígenas, comencé a trabajar como maestro de grado. Eso fue el 15 de septiembre de 1997, totalizando el año pasado 25 años de servicio en comunidades mbya guaraníes.
Refirió que el vínculo fue a través de Ángela Sánchez, fundadora de la Escuela N° 807 “Fortín Mbororé”. De ella recibió una herencia cultural y de conocimientos, de compartir con las comunidades, muy fuerte. “Soy heredero del legado de Ángela. Ella había fundado el establecimiento, en 1986, junto a Luis Honorio Rolón, el denominado prócer de Puerto Iguazú”, aseveró Rodas, quien fundó la Escuela N° 941 Aldea Jasy Porá, donde se desempeña, y es cofundador de dos secundarios: el Bop N° 111 Tekoa Fortín Mbororé y el Bop N° 117, en la Aldea Yryapú (sonido del agua). En cuanto a la fundación de escuelas, “la idea era dar la posibilidad de tener una enseñanza sistemática dentro de la educación intercultural bilingüe. El propósito era dar esta herramienta de conocimiento, de futuro, a las comunidades. Cuando ingresé, supe que la mayoría de los abuelos eran analfabetos en el sentido de la lectoescritura, no en el sentido de sabiduría o conocimientos milenarios, esos que heredamos y con los que nos nutrimos diariamente”, señaló quien en la N° 941 trabaja con niños, desde sala de 4 hasta séptimo grado.
“Me siento muy feliz con la tarea que realizo. Cuando empecé a trabajar eran escuelas rancho, con piso de tierra, techos cubiertos con chapas de cartón, monoambientes o de dos aulas; todos plurigrados, con los que trabajé durante mucho tiempo. Mi primer año fue enseñar simultáneamente tercero, cuarto, quinto, sexto y séptimo. Son muchas experiencias y actividades que tuvimos con los niños. Soy infinitamente feliz por poder ser parte importante y dar esta herramienta de conocimiento, de cultura, de inclusión a nuestros hermanos, para tener posibilidades de transitar el camino de la enseñanza secundaria y terciaria, y así incluirse en la sociedad”, aseguró.
Sostuvo que se siente realizado, y que su mente siempre está proyectando hacer cosas nuevas: “La Escuela Intercultural Bilingüe 941 se fundó en 2015. Primero éramos dos docentes; hoy somos cinco. En todos los casos tenemos pluri grados (sala de 4 y 5; primero con segundo; tercero con cuarto; quinto, sexto y séptimo). Se logró que se amplíe la escuela y tenga un espacio físico mayor; que accedan a nuevas tecnologías, a aprendizajes que generen que estén incluidos en la sociedad con todo lo nuevo”.
Comentó que cuando ingresó, solamente el 15% de los alumnos tenía el DNI, y no había previsto un calendario de vacunación para los pequeños: “Fue entonces que iniciamos una campaña permanente en la parte social, para compartir, hacer saber, hacer entender las necesidades, por qué se estudia, para qué se educan, para qué les sirve esta enseñanza sistemática; pero siempre en la interculturalidad, respetando su cultura, comprendiendo, conociendo, aprendiendo cada día”.
Para todo eso fue fundamental tener conocimiento de la lengua guaranítica. Pero la lengua guaraní que traía desde su hogar “era la lengua estándar de Paraguay y cuando vengo, me encuentro con la lengua mbya guaraní que tiene un 75% de similitud. Sin embargo, nunca hubo un diccionario o un libro sobre ella en la República Argentina”.
Además de la escuela que fundó y de las que es cofundador, Rodas se ocupó de la creación y la escritura del primer diccionario mbya guaraní español que tiene un pentatraductor bilingüe en lenguas: guaraní, mbya guaraní, castellano, portugués e inglés. “Hicimos este trabajo con muchos lingüistas, y nos demandó 74 meses de dedicación absoluta. Soy coautor con un miembro de la comunidad que es auxiliar docente indígena, Kuaray Poty Carlos Benítez. En esos meses visitamos un total de 19 aldeas de Misiones, y paulatinamente fuimos construyendo este diccionario. Este es nuestro aporte a la visibilización de la cultura y un legado, una herencia cultural, que brindamos a través de nuestro trabajo a la sociedad envolvente”, manifestó Rodas, orgulloso de este logro, que fue presentado en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, el 7 de mayo de 2022.
“Nuestros hermanos querían que no se confunda la lengua guaraní de Paraguay con la mbya guaraní, que es la que habla la mayoría de la población de la provincia de Misiones. Ese fue nuestro aporte para la alegría de las comunidades. Ver reflejada en forma escrita, en este diccionario mbya guaraní, la lengua originaria”, amplió.
“Es mucho lo que aprendí de nuestros hermanos. Hay razones o visibilizaciones que son diferentes a nuestra sociedad. Tienen una propia religiosidad, una propia cosmovisión, y esas cuestiones uno va aprendiendo con estudios antropológicos, con el compartir día a día con ellos; lo que es su espiritualidad, el respeto por los ancianos, por la naturaleza, sentir que los niños son sagrados. A sus hijos, no infringen castigos físicos. La enseñanza siempre está en el consejo, en la palabra. Siempre las resoluciones o respuestas de la comunidad surgen en asambleas comunitarias donde todos participan. Nunca el cacique o líder toma una decisión por cuenta propia, sino que es consultada en asambleas comunitarias”.
Convertido en casi uno más de la familia, admitió que todo es “muy democrático, participativo; todos tienen voz, voto; todos están presentes en estas asambleas, y se tienen en cuenta las necesidades de las aldeas para proyectar en el futuro”.
La lengua, la herramienta
El maestro admitió que precisamente fue el idioma la llave para abrir las puertas a las comunidades, para que pueda entrar en ellas, a través de las conversaciones, los diálogos: “El 100% de ellos habla mbya guaraní, y también hablan la lengua castellana y portuguesa; pero estas lenguas solo las usan con los que no pertenecen a la comunidad. Entre ellos el 100% son hablantes de la lengua mbya, o sea, la comunicación entre ellos se da en lengua originaria. Con la sociedad externa, envolvente, conversan en castellano o portugués, de acuerdo a la situación”, se explayó.
Dijo que piensa quedarse entre estos miembros de pueblos originarios hasta que llegue la edad en la que tenga que acogerse a los beneficios de la jubilación o retiro de la docencia en las escuelas de la comunidad indígena. “Estoy muy feliz, muy contento del aporte, del crecimiento de las comunidades, de la participación de todos. Y de todo lo que se fue logrando en estos 25 años en los que estoy presente en las comunidades. Es una gran alegría. Siempre digo que estoy muy orgulloso de estar en el lugar donde estoy, y siempre agradezco mucho a Dios que me abrió esta puerta para poder estar en un lugar donde pueda ser útil a la sociedad, a un conjunto de personas muy grande. A estas tres escuelas asisten más de 400 alumnos, así que siento que es un legado muy importante el que realizo”, sentenció.
El primer diccionario mbya Ayvu/Español anexo pentatraductor Mbya/Español/Guaraní/Portugués/Inglés, representó a Misiones en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Fue elegido por la Secretaría de Cultura de la Provincia entre los 10 libros más importantes del período 2020/2022 (época de pandemia). La presentación se realizó en el predio de La Rural de la CABA el 7 de mayo de 2022. “Agradecemos de corazón el reconocimiento a este trabajo investigativo realizado durante 74 meses”, dijo Rodas.
Recordó: “Cuando empezamos en la escuela, con Gabriela éramos dos maestros. Ella enseñaba desde nivel inicial, primero, segundo y tercero; y yo me hacía cargo de cuarto, quinto, sexto y séptimo. Eran dos aulas. A medida que el tiempo pasó y fue creciendo la cantidad de niños, se fueron creando más cargos, como el de nivel inicial, y dos más de grado. Hoy, Cintia es maestra de sala de 4 y 5; Gabriela es de primero y segundo; Diego, de tercero y cuarto; y Claudia, quinto, sexto y séptimo”. Además, hay un maestro de lengua y cultura mbya guaraní, que es Carlos Benítez, con quien hicimos el diccionario. “Cada día él tiene a cargo uno de los grados de la institución con un plan anual donde la cultura mbyá y la lengua están presentes. El área que lleva esta persona hace de nexo con la comunidad y se enseña en distintos espacios comunitarios esta cultura”, relató.
Diego Benítez fue el primer alumno de la Comunidad Mbya Guaraní (Fortín Mbororé) de Puerto Iguazú en finalizar la Enseñanza Media (Proyecto Buen Puerto – ITEC Iguazú). Se recibió de profesor en Lengua y Cultura Guaraní en la EIB N° 807 Fortín Mbororé. Fue colaborador en la elaboración del Glosario Mbya Guaraní incluido en el Libro Los Derechos de los Pueblos Originarios (José Javier Rodas-Editorial Universitaria). También colaboró en Lengua Mbya Guaraní en el Primer Diccionario Mbya Guaraní-Español (Kuaray Poty Carlos Benítez – José Javier Rodas, Editorial Universitaria). Es profesor en Lengua y Cultura Mbya Guaraní en el BOP Nº 117 de la Comunidad Yryapu, en las EIB 941 Jasy Porã y EIB 807 Fortín Mbororé.
Rodas reconoció que, al tratarse de una escuela intercultural bilingüe, el aprendizaje es tanto de los docentes de grado como de la comunidad. “Es un intercambio, un feedback de conocimientos. Nosotros tenemos que aprender sobre su espiritualidad, sobre sus creencias religiosas, que son diferentes a las de la sociedad envolvente; más aún el respeto por la naturaleza, por los elementos: agua, fuego, aire, tierra, que son vitales. También nos transmiten la resolución de problemas asamblearios, de consulta”.
Niños pertenecientes a las aldeas Jasy Porã, Ita Poty Mirî, Yryapú y Tupá Mbaé, tienen un espacio donde recrearse y formarse deportivamente a partir de una iniciativa de la Fundación River Plate, que inauguró una cancha polideportiva en la comunidad Jasy Porã de Puerto Iguazú. Son tres las obras similares desarrolladas en el país por los “millonarios”. Podrán practicar fútbol, básquet, vóley y handball.
Confió que la comunidad tiene un vivero de árboles nativos donde se promueve la reforestación en toda la comunidad iguazuence, y que con la colaboración del Club River Plate se erigió un polideportivo donde dos profesores enseñan educación física.
“Son logros que se consiguieron y que benefician a la comunidad. Al tratarse de una escuela intercultural, dos culturas interactúan desde el respeto. Hay muchas cosas en las que las escuelas comunes difieren, fundamentalmente en la parte de ciencias naturales, donde el cuidado es diferente. Es una cultura en la que la espiritualidad está más presente, una cuestión que diferencia absolutamente a una comunidad indígena. Hay fechas distintas a las de las escuelas comunes que se celebran o se recuerdan. El Año Nuevo Mbya Guaraní es el 21 de septiembre -celebración que deriva del florecimiento de los lapachos-; tiene mucha fuerza el Día del Aborigen Americano, el 19 de abril, pero puesta el 12 de octubre, que fue un hecho aciago para las comunidades”, refirió quien en 2016 fue elegido Maestro del Año del Bicentenario, junto a 23 colegas del país. La distinción fue entregada el 11 de septiembre de ese año en la casa de Domingo Faustino Sarmiento, en la provincia de San Juan, con la presencia del entonces Ministro de Educación de la Nación, Bullrich, y la ex ministra de Educación de Misiones, Ivonne Aquino.