El reciente informe elaborado por la ONG Argentinos por la Educación brindó un panorama de qué pesa en las familias al momento de decidir la escuela donde se formarán los niños y adolescentes.
En ese sentido, cuando se trata de escuelas de gestión pública o estatales, la mayoría de los encuestados dijo que busca la cercanía al domicilio geográfico. Mientras que, si se trata de elegir un instituto de gestión privada, se investiga la reputación académica (incluyendo la propuesta pedagógica) antes de inscribirlo.
El primer resultado, a simple vista, denota una comodidad de los padres antes que una profunda investigación sobre el lugar y las personas con las que dejarán a sus hijos muchas horas al día, la propuesta educativa con la que serán formados y qué profesionales lo harán durante el año.
En el caso de los colegios privados, pareciera que el hecho de tener que pagar por el servicio educativo, pone a los adultos en una posición de “hacer valer” esa contraprestación en la formación de los más pequeños.
“Elegir escuela para los hijos es una de las decisiones relevantes que toma una familia, padre, madre o cuidador de un menor. Sin embargo, se toma un poco a ciegas. ¿Qué sabemos los padres respecto a cómo le va a la escuela que elegimos en la enseñanza de matemática, lengua o ciencia? No lo sabemos: esos datos -por disposición legal- no están disponibles para las familias. Las familias elegimos cuando podemos, lo que podemos”, sostuvo María Eugenia Arias, orientadora familiar y consultora educativa de Argentinos por la Educación.
Este informe puede servir como disparador -en este caluroso enero- para pensar cuánto nos importa como padres adónde irán los niños y adolescentes de nuestra familia a la escuela. De ello, podrá surgir una firme elección ya tomada o, tal vez, la posibilidad de indagar si en febrero (con la reapertura de las escuelas) hay que revisarla.