Alquilar en Argentina se ha vuelto una verdadera odisea. No sólo para los inquilinos, a quienes les cuesta conseguir un inmueble en condiciones, a precio razonable y sin las ya “clásicas” exigencias que excluyen antes de sentarse a negociar (niños, mascotas, estudiantes, etc) sino también para los propietarios.
El 2022 se terminó con una gran deuda legislativa que el Congreso nacional dejó a millones de argentinos, a pesar de las múltiples promesas y “actiing” de campaña que realizaron numerosos políticos, tanto del oficialismo como de la oposición.
Se trata nada menos que la nueva ley de alquileres, que pueda equilibrar un mercado que se ha vuelto “caótico” como lo describió el titular de la Asociación de Inquilinos de Misiones, al referirse sobre los costos que tiene alquilar en la tierra colorada.
“El balance (del año pasado) es algo negativo porque en definitiva tuvimos una inflación interanual del 92,4%, según informaron desde el Banco Central, mientras que la suba de alquileres rondó el 80%”, describió Adrián Torres en una nota de la edición impresa de hoy.
El dirigente misionero sostuvo que “hay que seguir insistiendo con la necesidad de alcanzar una reforma (en la ley de alquileres), la búsqueda de un equilibrio, para alcanzar alguna normativa que sea eficaz. No nos queda otra que seguir insistiendo para que se pueda encontrar un equilibrio en este mercado, porque la situación es caótica y angustiante”.
Los legisladores nacionales cerraron el año con las profundas peleas de una “grieta” que siguió perjudicando fuertemente a los argentinos que necesitaban respuestas del Congreso. La gran incógnita es si el 2023, año electoral, será el que finalmente tenga el quorum suficiente para legislar en temas tan urgentes.