En la población joven, el consumo de las sustancias legales va en aumento, lo cual preocupa a los profesionales porque cada vez se evidencian adicciones que inician en edades más tempranas. Para rehabilitación en el consumo de alcohol, han tenido consultas en niños menores de 10 años, preadolescentes y adolescentes. Resulta que en la sociedad y en las propias familias el beber alcohol es una práctica naturalizada, que puede conducir a un policonsumo y otras adicciones.
En comunicación con FM 89.3 Santa María de las Misiones, la directora del Centro Asistencial Manantial, Marisa Gauna, explicó que el consumo de alcohol “es una problemática no sólo en la provincia, sino a nivel mundial”. Recordó que en registros internacionales se contabilizan “más de tres millones de muertes al año por causas relacionadas con el alcohol, junto con enfermedades que llevan a distintos tipos de discapacidades. En este sentido, Misiones no está ajena a ello”.
En este tipo de consumo, precisó que “hablamos de una enfermedad crónica no transmisible y hablamos de una sustancia legal, que se confunde con permitido. Por otra parte, está socialmente implementado que el consumo produce una desinhibición, así que se toma para ayudar a mejorar las relaciones sociales”.
Gauna señaló que estos factores presentes en la sociedad “recaen sobre todo en los adolescentes y colabora a que el alcohol sea un pie de inicio para el consumo de otras sustancias”. En el tema adicciones en la provincia, “cada vez es menor la edad en el consumo. Hemos tenido consultas de niños de ocho y nueve años”, agregó.
En cuanto a las edades, remarcó que “hoy se considera que el consumo comienza entre los 12 y 13 años, donde el daño es inmenso, porque hablamos de adolescentes y preadolescentes en pleno desarrollo de su sistema nervioso central, donde el alcohol los afecta. En los chicos, vemos que luego tienen problemas de concentración, repitencia y es difícil mantener una línea por un daño que comenzó hace varios años”.
La directora del Centro Asistencial Manantial contó que las personas “llegan en forma espontánea a las consultas”. No obstante, indicó que “en los adolescentes, no son tantas las consultas porque está naturalizado el consumo. Si bien está prohibida la venta a menores de 18 años, sabemos que muchas veces no es así”. En las edades de los pacientes para rehabilitación, “el grupo etario está entre los 20 y 50 años que, según la estadística del centro, son el 60% de las consultas”.
Durante el 2022, “de las 5.300 consultas que tuvimos de enero a octubre, 550 fueron sólo por alcohol, luego tenemos alcohol con policonsumo”, añadió.
En esta problemática, resaltó que “existen familias consumidoras y muchas veces en los adolescentes el consumo inicia por este motivo. El niño repite este tipo de prácticas y si tiene un padre alcohólico, es difícil que se aleje de esto”.
Para el tratamiento, “primero debemos tomar conciencia de que es una enfermedad y en cada paciente es algo individual. En personas jóvenes y adolescentes, al ser tomados de manera precoz y con un apoyo familiar pueda salir de este círculo. Después, tenemos pacientes crónicos, adultos, con abstinencias prolongadas y con un cuidado para no volver a reincidir”.
Marisa Gauna aclaró que “el consumo problemático se considera cuando el paciente tiene una dependencia al alcohol y no puede sostener una abstinencia”. Sin embargo, sostuvo que “sobre todo en el alcohol, siempre consideramos que es problemático porque una persona puede provocar un daño a un tercero, al manejar luego de conducir, por ejemplo. Por esto, es importante no naturalizar este tipo de consumos”.