En octubre se cumplieron diez años que el edificio de la Escuela Normal Superior Nº 1 “Domingo Faustino Sarmiento”, de Leandro N. Alem, fue declarado Monumento Histórico Nacional.
La obra, que fue inaugurada en 1964, fue proyectada inicialmente en madera, con cubierta de chapas de fibrocemento, pero un importante incremento en las partidas presupuestarias permitió modificar la concepción original y emplear materiales como el hormigón armado, poniendo de manifiesto el esfuerzo modernizador de Misiones.
Es que a partir de 1956 el Gobierno de la provincia se propuso imprimir un impulso modernizador a sus instituciones, que se tradujo, arquitectónica y urbanísticamente, en realizaciones de notable calidad. Así, un ambicioso Plan de Obras Públicas generó trabajos de infraestructura energética, turística, educacional y hospitalaria, producto en muchos casos de concursos nacionales de anteproyectos.
En ese mismo año, en Leandro N. Alem, por entonces un pequeño poblado con calles y caminos de tierra, los vecinos iniciaron las gestiones para la creación de una escuela secundaria, que sirviera a las necesidades educativas de los jóvenes del lugar y de los pueblos vecinos.
El Poder Ejecutivo provincial accedió a esa creación y encomendó la obra a los arquitectos Mario Soto y Raúl Rivarola, de probada experiencia en la zona, ya que habían construido las escuelas de madera de las localidades de Puerto Rico, Aristóbulo del Valle y Campo Viera, y las hosterías de Montecarlo, Apóstoles y San Javier.
El proyecto incluía 12 aulas, dos laboratorios para ciencias, un aula de manualidades y economía doméstica, biblioteca, sala de música, un patio interior y otro exterior, administración, sanitarios, vestuarios y un local para caldera de agua caliente. Todas las funciones se albergan bajo un gran techo parasol, cuya forma permite captar el agua de lluvia que se almacena en cisternas, mientras que el excedente es expulsado por las gárgolas de los testeros.
Debajo de la cubierta se disponen libremente los volúmenes de las diversas funciones, lo que permite aprovechar el movimiento del aire y genera un microclima interior, a punto tal que la diferencia térmica con el exterior oscila entre los 12 y los 14 grados. La singularidad y originalidad del edificio se manifiesta en su fuerte presencia urbana, que se destaca hasta la actualidad, en la trama de la ciudad, de escala predominantemente doméstica, y en la vivencia espacial del recorrido interior.
Cómo olvidarlo
Según la arquitecta Graciela Gayetzky de Kuna, una de las impulsoras del proyecto, éste fue el primer Monumento Histórico de la Modernidad nombrado fuera de la provincia de Buenos Aires y de la Ciudad de Buenos Aires.
Dijo que en estos diez años se intensificaron las visitas de la gente conocedora del tema, y hubo muchos comentarios posteriores respecto a lo que significa la escuela. “Como arquitecta recibo a varios visitantes por año, que tienen que ver con la arquitectura, y les encanta, al igual que a mí, que la primera vez no podía creer lo que estaba viendo. Hay una buena predisposición en general, de la gente local, para mostrar las instalaciones, lo que se agradece muchísimo”.
Quien era directora de ese proyecto de investigación explicó que “como universidad, nos interesaba el tema de la educación. Estaba el tema del movimiento moderno que tiene que ver con nuestra investigación, con una manera particular y cuidadosa de hacer arquitectura, en este caso, escolar. La escuela tiene detalles en cuanto a la práctica arquitectónica (orientación, ventilación, ubicación) que hacen que sea genial. Hablando con los grandes, recuerdan muy bien cómo se morían de frío en invierno, pero no dicen nada sobre lo bien que la pasaban en verano”. Dijo que, en varias cuestiones, la institución fue de ayuda para la comunidad. Como sucedió con el agua de lluvia que se almacena en sus cisternas. Estuvieron cerradas por mucho tiempo hasta que Leandro N. Alem se quedó sin agua y recurrieron a esos depósitos que tenían el líquido y estaba en condiciones para ser usado”.
Para Gayetzky de Kuna, una de las cosas importantes que hay que tener en cuenta con estos edificios que son particulares, es la autenticidad. “No se trata solamente del restauro del bien, es restaurarlo de acuerdo a los criterios aquellos por los que fue construido y por lo que fue en este caso declarado como Monumento Histórico”. Entiende que el concepto de la autenticidad “es un tema gravitatorio, importante. Tiene que estar conservado en sus formas originales. Cuando la UNESCO habla de restauro se refiere a uno que pueda retraerse, es decir, si aparece algún tipo de material que es superador al usado anteriormente, puede removerse el anterior y usarse el nuevo. Ese tipo de cuestiones son importantes a la hora de preservar el bien como para que escale posteriormente en una lista de protección. Y por respeto al ciudadano, para que sea auténtico lo que está viendo”, argumentó.
Insistió con que “hay que tener cuidado en cuanto a la preservación de los bienes, porque es muy costoso llegar al nombramiento. En el caso de esta escuela, fue muy costoso para nosotros. El proyecto de investigación de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la UNaM lo logró y fue un hecho único”.
Soto y Rivarola, autores del proyecto, lo habían ideado en madera porque no tenían presupuesto para más. Entonces lo habían hecho con los prototipos de madera que habían desarrollado en la provincia en ese momento. A último momento llegó una ampliación presupuestaria que permitió cambiar la materialidad y, por lo tanto, el proyecto. “Si no cambiaban el proyecto, por ahí la Normal 1 hubiera sido una escuela más que se hubiera perdido como otras escuelas de madera de Soto y Rivarola que se perdieron. Había una en Aristóbulo del Valle, en Puerto Rico. El diseño era modular, así que, de acuerdo a las características del terreno y la orientación, se podían organizar los módulos, que eran las aulas, a partir de un eje, que era la circulación”, expresó la arquitecta.
Gayetzky de Kuna era la directora del proyecto de investigación y le presentó la idea a Luis Nelly, que era el decano de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales. “Para mí fue muy interesante. La de Leandro N. Alem es la primera Escuela Normal de la provincia, y para mí es el significado más importante por el que es monumento histórico, no la cosa arquitectónica que, para nosotros, es fascinante. Para mí lo central por lo que esa escuela tiene que ser venerada es por ser la formadora de formadores, inicialmente, de la mayoría de los maestros que hubo en la provincia”, subrayó.
Comentó que el cetro lo comparte “con otros secundarios, pero en su momento, fue muy importante el rol. Desde el punto de vista geográfico de la provincia, que estuviera ubicado en Leandro N. Alem, implicaba que iba a irradiar para todos lados. La gente de la localidad tomó la iniciativa con mucha alegría”.
Dra. Arq. Graciela Gayetzky de Kuna. Directora PI 16H473 Registro catalogación y protección: la arquitectura del Movimiento Moderno en Misiones. Directora 16/H1161-PI El Espíritu del Lugar -Genius Loci- en las Misiones Jesuíticas americanas. Paisajes culturales diversos comparados. FAyD – FHyCS – Universidad Nacional de Misiones. Asesora Comisión Nacional de Monumentos, Lugares e Históricos.