Por: Charly Esperanza
Ante un nuevo mundial de fútbol, la dirigencia política, tanto del oficialismo como la oposición, parece encontrar diversión con un nuevo deporte, el de patinar sobre declaraciones poco estudiadas, sentir el disparo en el pie propio por la reacción del electorado, y recurrir a una presunta inocencia con el pedido de disculpas siempre a través de escasos caracteres en las redes sociales.
Así, en las últimas semanas se hizo frecuente despertar cada día con una nueva declaración fuera de lugar (por decir algo mínimo) repicando en los portales digitales, capturas de pantalla de celulares, y análisis de los opinólogos en la televisión.
Pero el horno no está para bollos en la temperatura social cada vez más complicada por la crisis económica que se lleva puestos miles de sueños, proyectos, inversiones y puestos de trabajos en diferentes sectores de la población.
Aunque se pierda sustancia por su carácter de actores anónimos, cada posteo en las redes sociales de los principales medios de comunicación que reflejan frases u opiniones de cualquier político despierta una inmediata catarata de críticas, manifestaciones de rechazo, memes contestatarios o hasta agravios e insultos por parte de los lectores.
Y pese a que no sea una referencia tan fiable, por algo, de tanto en tanto, los principales líderes dejan ver sus deseos de controlar el uso de las redes sociales para ejercer como una suerte de policía en un universo donde, hasta ahora, todo se les escapa de control.
Hace poco fue la vocera presidencial, Gabriela Cerruti, fue quien se expuso solita en sus redes publicando un video donde se la escucha decir que las piedras que fueron puestas en Plaza de Mayo por amigos y familiares de las víctimas del COVID eran, dentro de su fría interpretación paralela, una simple acción del sector de la derecha política. Los enemigos y el cuco al que necesita apuntar continuamente el Gobierno.
En su caso, Cerruti, por vergüenza ante el repudio generalizado y masivo que sumó un nuevo daño colateral al presidente Alberto Fernández, decidió eliminar el video que de igual manera ya estaba replicado en miles de lugares. En un posterior intento de pedido de disculpas, que cuando es forzado sale a medias, tuiteó: “Lamento profundamente si algún familiar de las víctimas del COVID que ha homenajeado a sus seres queridos dejando simbólicamente piedras, se sintió ofendido por mis palabras”.
“Cometí un error al querer señalar el uso político del dolor y la muerte que hicieron y siguen haciendo algunos sectores”, remarcó como si lo suyo no bordeara ese concepto.
Le siguió la ministra de Trabajo de la Nación, Kelly Olmos, cuando con una soltura impropia del puesto que ocupa en el contexto que atraviesa el país, frente a las cámaras de televisión, reconoció que su deseo era “primero que gane Argentina (el Mundial), después seguimos trabajando para bajar la inflación”.
A las horas, y ante la reacción negativa de la población que observa como la escalada inflacionaria reduce cada vez más el poder adquisitivo de sus ingresos, la funcionaria también debió recurrir a las redes sociales para expresar: “Pido disculpas por haber enredado así un tema simple y del cual estoy convencida, es muy importante que la Argentina gane el mundial por lo que significaría anímicamente para las y los argentinos”.
Pero “al intentar afirmar que ese mes ‘no hará la diferencia’ en la lucha contra la inflación, no quise decir que estaremos un mes parados mirando el Mundial sin hacer nada para reducir los índices”, intentó defenderse.
Pese al pedido de disculpas de su funcionaria, el presidente Alberto Fernández redobló la apuesta al afirmar que “lo que debemos pensar ahora los argentinos es ver cómo ganamos, con Messi, el Mundial”.
Para no quedar atrás, porque a veces parece que se toman las patinadas como una competencia, el expresidente Mauricio Macri en un diálogo futbolero se atrevió a expresar que Alemania “era una raza superior”.
Inevitablemente el pedido de disculpas no se hizo esperar. “Hablando del Mundial, y refiriéndome a las habilidades futbolísticas indiscutibles de Alemania tuve una frase desacertada que remite a las peores pesadillas de la humanidad, por lo que quiero aclararlo y ofrecer mis disculpas”, publicó el referente de la oposición en sus redes sociales.
La absurda necesidad de mostrarse diferentes a la otra facción, la eterna grieta que no quieren cerrar porque la necesitan, empuja hacia estas acciones que hasta parecen increíbles cuando se piensa que se trata de funcionarios que deberían estar preparados para evitar los deslices comunicacionales, y que incluso trabajan con equipos de asesores atentos a cada paso.
Pero poco de eso parece entrar en acción cuando se vive con la costumbre de decir cualquier cosa, total el tiempo lo pondrá en el olvido y a otra cosa.
Ya perdimos la “guerra contra la inflación”, que promovió la Presidencia a mediados de marzo pasado. Ahora queda el Mundial. Muchos funcionarios, algunos en off y otros abiertamente, esperan que en la desmedida pasión por el fútbol se disimulen un poco los problemas cotidianos.
Y aunque seguramente, las esperadas sonrisas de Messi y compañía en el sagrado verde césped serían algo que haga latir millones de corazones en la población futbolera, la compleja realidad y la crisis económica argentina no se esconderán mientras encuentre con la inoperancia, o complicidad, de la dirigencia política el espacio liberado para seguir ganando por goleada.