Hoy no se por qué en las calles me he cruzado con varias señoras mayores, de cabellos muy blancos como espuma de mar.
Añoranzas vienen a mi mente, una carita risueña, alegre por naturaleza. Caminando por la casa incansable, trabajadora del hogar.
Si, a ella, a mi Madre con sus cabellos muy blancos iluminaba su rostro con una sonrisa amplia, guerrera en todos los aspectos de la vida, luchando siempre por su hogar, no se rendía nunca. Hasta que la vida la vida la puso a prueba con una larga enfermedad, aún así no dejaba de alentarnos.
Hoy te recuerdo más que nunca: Día de la Madre.
Se que hay muchas como ella, símbolo de fuerzas guerreras, dando amor sin límite, dando todo.
Hoy quiero darle las gracias a mi gorda bonita de cabellos blancos, aunque ya no esté entre nosotros sé que nos acompaña a toda la familia, a tí mi dulce María Cortés de Leites, un beso al cielo de tus hijas Gladys, Cristina y de tu nieto Cristian. Día de la Madre son todos los días.
Gracias a todas.