El incremento del caudal del río Iguazú, a causa de las permanentes precipitaciones que se dieron en los últimos días en el norte misionero y el sur de Brasil, obligaron al cierre del circuito a Garganta del Diablo, el paseo más visitado de las Cataratas del Iguazú.
El Parque Nacional Iguazú informó que el cierre es “debido a las fuertes lluvias y riesgo de crecida” del afluente principal de una de las siete maravillas naturales del mundo. Asimismo, comunicó que restringe el paso a los visitantes “temporalmente” para resguardar su seguridad.
Por otra parte, la empresa Iguazú Argentina, concesionaria del Área Cataratas, indicó que este martes los operarios del PNI trabajaban en rebatir las barandas del balcón y de las pasarelas que conducen al salto, para dejar que el agua pase libremente.
Mencionaron que “se trata de un protocolo habitual que se realiza ante las crecientes del río Iguazú con el objetivo de resguardar las estructuras de las pasarelas. Con esta acción se pretende no comprometer el estado de las mismas y prevenir un cierre prolongado”.
En ese sentido, explicaron que a las 12 salió el último tren hacia Garganta del Diablo y que a las 14 comenzaron a rebatir las pasarelas y el balcón.
A las 11 de esta mañana, el caudal de agua de los saltos estaba en 3.400m³/s, cuando el caudal normal oscila entre 1.200 y 1.700 m³/s, según el medio local La Voz de Cataratas.
Entretanto, el intendente del Parque Nacional Iguazú (PNI), Atilio Guzmán, adelantó a la FM 89.3 Santa María de las Misiones que “vamos a ver cómo evolucionan las precipitaciones, esperemos que descienda el nivel del río y podamos volver a habilitar el paseo cuanto antes“.
En ese sentido, adelantó que “tenemos un pronóstico de buen clima para el próximo día, pero después vuelve la lluvia, así que estaremos evaluando minuto a minuto, no se puede predecir mucho“, aclaró.
Puntualizó que las pasarelas no se llegaron a ver rebasadas por el agua, sino que precisamente por la creciente prevista para la madrugada, se procedió a rebatir las barandas para evitar la resistencia al agua y que se produzcan daños en la estructura. Ese proceso demanda “unas cuatro o cinco horas de trabajo”, contó.