De gran labor educativa en el pueblo, la Escuela Provincial de Frontera N° 603 “Onésimo Leguizamón”, hoy sigue cumpliendo su noble tarea de educar a las nuevas generaciones que pasan por sus aulas. Inició sus trabajos como una escuela particular y rápidamente el Estado argentino se hizo cargo de su funcionamiento. Su primer director fue Estanislao Lasaga y estuvo al frente durante siete años.
La escuela ocupó varios locales particulares, hasta que el Consejo Nacional dispuso de una hectárea frente a la plaza principal, donada por la comisión municipal del pueblo, para la construcción del edificio.
Es que en ese entonces las escuelas no solamente se encargaban de la educación de contenidos propios de cada área, sino también llevaban adelante la tarea de “argentinizar a la población”, dada la cercanía con Brasil y la inmigración espontánea de ese origen que desde mediados del siglo XIX ocupaba la zona, haciendo la escuela un esfuerzo grande por lograr imponer el idioma español en las aulas, ya que la mayoría se comunicaba en lengua portuguesa. Además, se enseñaba carpintería, clases de lavado y planchado de ropa que los propios alumnos traían de sus casas.
El deporte también se hacía presente a través de la práctica del fútbol (sólo permitido a los varones mayores), con quienes se conformó el “Club Atlético Infantil Sarmiento” (1911) para competir incluso con equipos de otras escuelas de la zona.
El actual edificio se terminó en 1934, con materiales traídos desde Posadas y en algunos casos, incluyendo para otros, materia prima local. La obra, que formaba parte de una serie de actualizaciones edilicias a nivel país, estuvo a cargo de la Dirección General de Arquitectura dependiente del Consejo Nacional de Educación, en la figura del ingeniero Antonio Restaimer, y la recibió el profesor Antonio Hermida, inspector de escuelas.
En la década del 30 se llevó adelante un plan de mejoras de edificios escolares que incluía la construcción de edificios en distintos puntos del país. Es así que se observan en puntos alejados edificios iguales para escuelas primarias.
El plan de construcción de la escuela Onésimo Leguizamón contemplaba establecimientos de seis y doce aulas, de acuerdo a la necesidad del territorio. Así, en San Javier o en La Pampa se encuentran edificios iguales, que aún mantienen su esplendor.
En el Monitor de la Educación
En 1881 surgió “El Monitor de la Educación Común”, una publicación destinada a mejorar la circulación de la información entre las escuelas de todo el país y las autoridades nacionales, fundada por Domingo Faustino Sarmiento. Allí aparecían leyes, decretos, reglamentos informes y demás actos administrativos que se relacionaban con la educación primaria.
En la edición 538, de 1917, en la sección denominada “Composiciones de los alumnos”, se encuentra el breve relato de una alumna Elena Lentini, de la Escuela 33 (hoy 603), de cuarto grado, en el que cuenta su experiencia sobre una visita a las “ruinas” y menciona las baldosas que existían en la reducción.
Al igual que en otros pueblos jesuíticos, muchas veces encontramos restos dispersos por toda el área, es así que recientemente se puedo localizar en el domicilio de vecinos de San Javier una de esas baldosas, similares a las existentes en el museo del Instituto Pascual Gentilini, de San José.
Las ruinas de San Javier
“Visitando las ruinas jesuíticas que están a pocos centenares del pueblo nuevo, dos cosas me llamaron la atención y las anoté para ponerlas en consulta en las clases de tema libre que tenemos los jueves: Haber observado las cenizas y restos de maderas quemadas en una excavación que se hacía en busca de baldosas. Haber encontrado en las paredes de una de las piezas, pedazos de revoque a base de cal.
Estos temas fueron dilucidados por la clase en la siguiente forma:
Primera consulta: Las misiones fueron saqueadas y quemadas varias veces, siendo la destrucción más bárbara la del general portugués Chagas que arrasó por completo los pueblos de las misiones al extremo que se cuenta que eran largas las filas de carretas en las que luego se acarreaba el botín.
Segunda consulta: Los jesuitas vivían en casas relativamente confortables y usaban revoques interiores. Para preparar la cal, dicen las tradiciones que hacían recoger por los indios grandes y chicos, gruesas provisiones de caracoles, que, pulverizados después, producían una excelente cal”.
Elena Lentini 4° Grado (1917) – Composiciones de los alumnos (ᴅᴇ ʟᴀ ᴇꜱᴄᴜᴇʟᴀ ɴᴀᴄɪᴏɴᴀʟ ɴ°33, ᴅᴇ ꜱᴀɴ ᴊᴀᴠɪᴇʀ, ᴍɪꜱɪᴏɴᴇꜱ)
Material aportado por el profesor Ernesto Cubilla. Departamento de Estudios Históricos y Geopolíticos Instituto Combate de Mbororé.