Trabajaba como remisero y el día del ataque había regresado a su casa durante la siesta. Puso la música a alto volumen y cuando se lo reprochó su concubina le respondió a martillazos en la cabeza. Fue condenado ayer por los jueces del Tribunal Penal de Oberá. La víctima reafirmó los episodios de violencia que sufrió durante años, mientras que los amigos y familiares deslindaron la responsabilidad del acusado.
Blas Olindo Bóveda (54) se sentó en el banquillo frente a los jueces acompañado por la defensora María Cristina Salguero y la parte acusatoria a cargo del fiscal subrogante Rodolfo Cáceres.
Pasaron 8 testigos entre los cuales estuvo la víctima. La mujer de 51 años relató lo sucedido aquel 19 de diciembre de 2020 y la vida que llevó con su expareja.
“Era las 15 más o menos de ese día. Yo dormía porque había trabajado mucho. Él entró por una puerta en la zona del garaje y puso música fuerte en el equipo. Me levanté y le pregunté por qué ponía la música a ese volumen, porque era mi casa, ya no la de él. Me dijo ¿qué? y en eso me tiró un martillazo al oído, donde ahora tengo la cicatriz. Se me nubló la vista y me largó otro en el medio de la cabeza. En total fueron cuatro. Cuando me pegó el primero ya había empezado a sangrar. Lo que hice fue caminar hacia atrás y le grité a mi hijo me va matar. Él se levantó y entonces agarró una rejilla de heladera que teníamos en la puerta para que no entrara la perrita a la pieza y se defendió con eso, porque lo atacó también a él. En esa situación yo pude salir. Ese día él fue a matarme, porque entró con el martillo en la mano. Todos los golpes fueron en la cabeza. Resistí, caminé y mi hijo me defendió, por eso no pudo hacerlo”.

Recordó que “no era la primera vez”. “Anteriormente me había pegado muchísimo y por eso nos separamos. Toda la vida viví así con él. Cuando sucedió eso hacía dos años que estábamos separados. Él vivía en la casa de la mamá pero ella no lo soportaba. Me llamaron los familiares para ver si él podía ir a vivir a mi casa, porque había una pieza desocupada. Me dijeron que se iban a hacer cargo si él no se portaba bien. Al principio le dije que no”, rememoró.
“Después lo familiares de él iban a mi casa pero no para ver cómo yo estaba sino para que mi hijo cambie la declaración”.
“Se cayó contra el sillón”
El acusado habló luego de una pequeña pausa en el alegato de su defensora. Dijo que cuando llegó a la casa “prendió la música que no estaba muy fuerte” y ella salió.
“No fui a agredirla. Me dijo qué venís a hacer ruido acá, sordo. Rajá de acá porque voy a llamar a la policía. Cuando salgo ella me empujó y yo le empujé. Se cayó sobre un sillón y me asusté porque cayó mal. Ella gritó Víctor, llamá a la policía. Como yo tengo problemas de audición y los nervios escuchaba aún menos todavía. Mi hijo me empujó y yo le empujé. Nunca hubo martillo, ella se cayó contra el sillón”, reiteró.
Alegatos
El fiscal planteó la tentativa de homicidio, pero al tener en cuenta que se trataba de un caso de violencia de género, producido por un hombre contra una mujer, en una relación de pareja solicitó que se ampliara la calificación al inciso 11 del artículo 80 del Código Penal. “El acusado nunca desistió de su agresión y por la aparición providencial del hijo evitó que se consumara el hecho. Si no hubiera estado Víctor Bóveda hoy se estaría hablando de un femicidio” subrayó. Pidió que se le imponga la pena de 12 años de prisión de cumplimiento efectivo.
La defensa alegó a su turno que no negaba el hecho atribuido a Bóveda y pidieron el cambio de la calificación. “Consideramos que debe cambiarse de homicidio en grado de tentativa al delito de lesiones leves agravadas por la relación de pareja y por haber sido cometido contra una mujer mediando violencia de género”. Por ello Salguero pidió una condena de 2 años de prisión para su defendido.
Los jueces Francisco Aguirre, José Pablo Rivero y Amado Julio dante Carvallo (subrogante), fijaron la pena en 12 años por “homicidio agravado por haber sido cometido contra la persona con quien ha mantenido una relación de pareja y mediando violencia de género en grado de tentativa”.