Cumpliéndose 206 años del cumpleaños de la Patria, cuando allá por el 1816 se declaraba la independencia y se hacía la jura, me encontraba en el jardín de la República, en la misma provincia de Tucumán y se puede decir que hicimos Patria pintando.
Fue en el taller de arte de Paola Contrera se respiraba festejos patrios, y compartíamos la pasión por el arte.
Resulta que entre charla y charla sale un tema a luz totalmente desconocido por mi, sobre una cuestión que paso a explicar.
Para aclarar el tema, la casa donde sucede todo hoy día es un museo y como tal contiene arte en su interior, refresquemos un poco la memoria.
La casa de Tucumán o casa histórica es el monumento más venerable de la Argentina, en ella se juró la Independencia Nacional el 9 de Julio de 1816.
Ubicada en el centro de la ciudad, esta construcción de fines del siglo XVIII, perteneció a Francisca Bazán de Laguna y constituye, sin lugar a dudas, uno de los sitios históricos más importantes de Argentina.
Con el paso de los años, la casa sufrió demoliciones y remodelaciones quedando sólo el Salón de la Jura como única parte de la construcción original.
Fue declarada Monumento Histórico Nacional en 1941 y reconstruida hacia 1943 por el arquitecto Mario José Buschiazzo. Funciona desde ese entonces el Museo de la Independencia Argentina.
De gran valor para todos los argentinos, el patrimonio del museo está integrado por objetos del periodo colonial, de las guerras de la independencia y del siglo XIX.
Tiene como misión principal comunicar el proceso histórico que desembocó en la declaración de la Independencia de la actual República Argentina. Sus muestras permanentes son El Periodo Colonial – Tucumán en la Colonia – Revolución y Guerras de la Independencia – Historia de la Casa – Platería Criolla
– El Congreso de Tucumán – Los Congresales de 1816 y Sala de la Jura de la Independencia.
En sus dos patios, es posible observar diferentes especies de árboles y plantas como jazmín de leche, arrayán, jazmín paraguayo, lapacho rosado, naranjo agrio, algarrobo blanco, entre otras.
Se puede apreciar también la presencia de soldados del Ejército Argentino que visten uniformes históricos del Regimiento de Infantería de Montaña 10 Teniente General Racedo, que por Ley Nacional 24024 son custodia de la Casa Histórica.
No se trata solo de un museo, sino de las bases de nuestra historia.
Hasta acá todos los Argentinos entendemos la importancia y del valor de semejante suceso, y quiero contar esto por respeto a los tucumanos, que cuando nos referimos como “casita de Tucumán” lo decimos con todo el cariño y respeto que la casa merece.
De ninguna manera es una expresión despectiva, simplemente una manera muy amorosa de referirnos al lugar donde ha ocurrido glorioso suceso en una simple casa.