Los misioneros amanecieron este domingo -cuándo no- con una mala noticia: un nuevo incremento en el precio de los combustibles establecido por YPF, que desató un efecto dominó en el resto de empresas. Bien es cierto que la suba se aplicó en todo el país, pero una vez más contribuye de forma notable a las crecientes “asimetrías internas” entre periferia y país central.
Es que, según informó la petrolera de bandera, el promedio de aumento a nivel nacional fue del 7,5%, pero en la tierra colorada se puede verificar que ese porcentaje fue de casi el doble, y sobre valores ya de por sí muy superiores al promedio nacional.
De esta forma, por solo poner un ejemplo, en la Ciudad de Buenos Aires el litro de nafta súper cuesta desde ayer en los surtidores de YPF $130,05 y en Posadas $150,1; la premium se paga a $159,8 el litro en Capital Federal y en la capital misionera $183,6; el gasoil premium $185,5, cuando en la tierra colorada (cuando se consigue) no baja de $217,1; y el gasoil común, que en el centro del país cuesta $135,7 por litro, ya ni siquiera figura en muchas pizarras de precios de la provincia porque nunca llega.
Eso significa que cada litro de nafta común cuesta $20 más en Misiones, cada litro de nafta premium casi $25 más y cada litro de gasoil premium, casi $32 más. Remarcamos: cada litro. La diferencia es abismal, y mayor aún cuando se pone el foco en las localidades del interior misionero.
Con desigualdades como esta, que se repiten una y otra vez, terminará con sabor agridulce cualquiera de las permanentes gestiones de las autoridades provinciales en Buenos Aires, que cada vez que tras arduas negociaciones arrancan algún tipo de beneficio de la Nación para Misiones, éste se ve licuado por alguna otra medida que golpea en contra de la producción y las economías regionales.
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