La Canasta Básica Total (CBT), que define el nivel de pobreza, aumentó en julio un 6,3% y su valor se incrementó hasta los 111.297 pesos.
La Canasta Básica Alimentaria (CBA), en tanto, que define el nivel de indigencia, subió en el mismo mes un 6,3% y registró un costo de 49.465, con respecto a junio pasado. Ambos datos, suministrados ayer por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) marcan que la CBT aumentó en los primeros siete meses del año un 46,2%, en línea con la inflación del período, mientras que la CBA creció desde diciembre un 50,1%.
Las variaciones interanuales de la CBA y de la CBT resultaron del 70,6% y 64,7%, respectivamente.
Puestas así, las cifras dan cuenta de la velocidad que fue adquiriendo la crisis en los últimos meses, pero contrastadas con otros rubros de la estructura económica, los datos proyectan el vértigo de una carrera cada vez más difícil para alejarse de las líneas de la pobreza y la indigencia.
La valorización de la Canasta Básica Total muestra que dos salarios mínimos (45.540 pesos desde julio) no son suficientes para mantener a una familia a salvo de la pobreza. De hecho, dos ingresos mínimos cubren poco más del 80% de esa canasta elemental de bienes y servicios.
Es más, contrastado con los datos que informó ayer el INDEC, el salario mínimo de julio estuvo por debajo del precio de la canasta de indigencia. En agosto ese salario -que las cámaras patronales, sindicatos y el Ministerio de Trabajo redefinieron varias veces este año- se elevó a 47.850 pesos y hay fecha para volver a discutirlo el lunes próximo, 22 de agosto.
Más allá de la preocupación por la rápida velocidad que va tomando la crisis, termina siendo más desesperante la lentitud que lleva el Gobierno en la toma de decisiones cuando de favorecer al pueblo se trata. Eso es lo que hace difícil esta carrera.