El municipio de San Ignacio, a partir de una nueva normativa, implementó una playa de estacionamiento exclusiva para ómnibus de gran porte, minibuses y similares (motorhome, casas rodantes, combis de pasajeros o similares) y estableció la prohibición de estacionar en las cuadras lindantes como así también recoger a los visitantes en las salidas de las Reducciones Jesuíticas, generando desde el parecer de los comerciantes de la zona, mayores inconvenientes que soluciones en cuanto al ordenamiento del tránsito en sí.
Además, aseguraron que la medida tiene animosidad y es represiva. Reclaman que no fueron consultados antes de su decisión y que hicieron caso omiso a su pedido de dejarla sin efecto hasta tanto se reúnan y busquen alternativas, en beneficio de todos.
Ante la determinación de la Municipalidad de San Ignacio, numerosos comerciantes manifestaron su malestar al respecto e incluso presentaron al Ejecutivo local una nota remarcando el perjuicio que significa la medida para el sector y los contratiempos que generan en los turistas.
En la misiva exponen que la “medida no logra el comedido y genera más inconvenientes que soluciones”. Además, solicitaron de manera urgente “ser escuchados para que cesen los efectos negativos que afectan a las empresas gastronómicas, hoteleras y turísticas de la comunidad”.
Insistieron los firmantes que se cese la prueba piloto hasta que se realice la revisión de dicha medida que entró en vigencia el pasado 9 de julio, que sí permitía que las unidades desciendan sus pasajeros en la zona de ingreso a las Reducciones, aunque no aguardarlos en cercanías ni tampoco recogerlos en las calles contiguas.
Esta solicitud no se efectivizó, y la prueba piloto continuará como estaba prevista hasta el 31 de julio. Al respecto, Lidia Inés Aquino, dijo a PRIMERA EDICIÓN que “la medida fue por favoritismo con los comerciantes de la feria” y cuestionó que se haya implementado la Resolución sin una consulta previa con todos los comerciantes, en especial los que se encuentran en el entorno a las Reducciones y que son los frentistas de las calles donde está prohibido el estacionamiento de las unidades”.
Por su parte, Javier Bogado relató que una medida similar se implementó en el mes de enero, generando los mismos inconvenientes, tanto para los turistas como el sector empresarial que presta servicio en cercanía al atractivo turístico. “Si bien hablé personalmente con el Intendente, me decía que se iba a ocupar y nunca lo hizo. A mi gente, los tenía que hacer caminar para que vengan a mi restaurante”, cuestionó y agregó que el nuevo playón designado no cuenta con la infraestructura necesaria para atender a los turistas e incluso “tienen miedo, sobre todo de noche”.
En tanto, Fernando Mateos, fue aún más crítico que sus colegas y calificó a la prohibición como represiva y hasta cargada de “animosidad contra nosotros y los turistas”.
Además, relató los inconvenientes que se dieron entre los choferes de los ómnibus y los cobradores del estacionamiento, quiénes acudieron a la Policía local para solicitar que retiren las unidades de la zona mientras estaban desayunando en uno de los restaurantes lindantes a las Reducciones.
“Este tema es tan corrosivo, que la verdad nos estresa. Tengo 52 años atendiendo al turismo en San Ignacio y no es casualidad, porque trabajamos, hacemos promociones e implementamos distintas acciones para atraerlo a nuestra localidad”.
Insistió en que medidas como éstas sólo generan malestar e incluso numerosas empresas ya dejaron de ingresar a San Ignacio y eligieron ir a otras localidades a desayunar, almorzar o merendar, generando un perjuicio para el sector.
“Tanta inversión del Gobierno de la provincia para atraer el turismo y el municipio de esta manera no está respaldando eso”, afirmó.