El centro energético en nuestra frente, en el medio de los ojos, un poquito más arriba y que desde hace unos 5000 años le llaman AJNA o de acuerdo con las escrituras hindúes y proveniente de la lengua muerta sánscrita आज्ञा चक्: También es conocido en español como tercer ojo, sexto chacra o centro de mando (DeRose, 2012).
Que también otros pensadores como Jung, Swami Satyananda o el maestro tibetano Djwhal Khul a través de Alice Bailey definen y aseveran que se trata de un punto de luz y de encuentro entre el ver y el saber, el cual en perfecta triangulación tocan la úvula y la coronilla, poniendo de manifiesto la posibilidad de pensar, ver y decir coherentemente la verdad. Tres centros energéticos que se conectan porque así está diseñado para canalizar la verdad, ver la verdad y hablar la verdad.
Y no sólo cuando están abiertos los ojos sino más bien y para empezar, cuando están cerrados.
Son tres puntos que cuando somos conscientes de su existencia pueden darnos constantemente pistas en forma de palabras, imágenes, pensamientos, evocando la inspiración y la creatividad para obtener paz y certezas.
Resulta que en el mismo espacio físico tenemos la lengua, los oídos, el olfato, la visión, y millones de contactos neuronales.
Entonces, qué responder ante la pregunta de ¿cómo lograr el dominio de los sentidos para que éstos no nos sobrepasen silenciosamente y desarticulen el delicado equilibrio entre estar bien y estar mal?
Puede aparecer un manual de buenas prácticas para utilizar nuestros sentidos y darles larga y sana durabilidad. ¿Reciclarlos o reutilizarlos sería tal vez, también la solución? ¿Reducirlos para empezar, separarlos porqué no?
No estamos hablando de residuos, estamos considerando a una de las maquinarias más perfectas que conocemos, seamos perspicaces y leámonos, interpretémonos, conozcámonos, seamos fieles a nuestros intereses más sanos y benévolos.
Pensemos en el bien común y démosles a nuestros sentidos todo aquello que conduzca a la armonía e integridad ya que son ellos, nuestros sentidos, los que nos permiten saber cómo nos sentimos.
¿Cuáles son las cosas que te hacen bien? Démosle identidad a lo que nos hace bien, hagámoslo y compartámoslo, cuéntanos, que necesitamos saber que otros están bien y nosotros también podemos llegar a eso. Cuéntanos qué cosas haces cuando tus sentidos están bien.