Juan Carlos tiene 58 años y desea vivir en plenitud por eso cree que hace todo lo correcto y es súper metódico. Se levanta a las 5.30, toma un preparado hiperproteico para luego caminar en la cinta una hora. Se baña, toma complejo B, Mg y aminoácidos. Desayuna café con una pizca de leche deslactosada y 4 galletitas con mermelada light o queso untable.
Es contador así que en su trabajo tiene un gran desgaste mental, por eso hace una colación con suplementos. Almuerza de vianda saludable, duerme media hora y va al gimnasio donde realiza rutina de complementos. De tarde regresa al trabajo, merienda fruta y otro suplemento; a la noche tres a cuatro veces por semana trata de cumplir su entrenamiento de ciclismo y otras realiza actividades extra.
Hace años toma la mitad de una pastilla para descansar mejor, dice que es “una costumbre que no altera en nada su bienestar físico”. Los fines de semana suele hacer senderismo, está divorciado así que ve a sus hijos compartiendo algunas de sus actividades de aventuras.
Su consulta es porque está teniendo menos rendimiento y se encuentra cansado. Tenía dolores abdominales que no cedían y se agravaron con períodos de diarrea profusa, su gastroenterólogo sugirió estudiarlo más a fondo, le diagnosticaron colon irritable. Tenía valores al límite de glucemia, entonces comenzó con más actividad aeróbica y ajustó más su alimentación. Estaba preocupado.
Al escucharlo, lo primero que intenté transmitirle fue que tiene mucha actividad, muchos suplementos y poco escucharse, es igual a: “síndrome inflamatorio generalizado”.
Nuestro cuerpo necesita ser escuchado y cuando no lo hacemos sumamos malestares hasta enfermar. Esto significa correr todo el día, no priorizar conocernos.
Todo lo que él hace, si lo tomamos como generalidad, está genial. Trabajo reglado y estable, actividad física aeróbica, aire libre, descanso nocturno, alimentación balanceada y suplementos.
El problema reside en que hay cifras de cortisol elevadas durante todo el día. Una de las causas principales de ambos diagnósticos.
Mi primer paso: disminuir a cero todo lo que consumía y hacía para replantearse vías de relajación en su organismo.
Los valores de cortisol y otros nos mostraban su alto nivel de excesos de actividad, vitaminas, además de exceso de proteínas por tantos suplementos diarios.
Para dar suplementos debe haber un médico responsable que lea los valores de laboratorio escuchando las actividades de su paciente para luego recetarlos.
Un paciente es una historia de vida con diferentes actividades y requerimientos, dar suplementos en exceso, actividad física desregulada y tomar ansiolíticos, aunque sea la mitad hace años y que sienten que no les hace nada malo, son en sumatoria un mal mayor.
Desintoxicar el cuerpo es disminuir los valores de cortisol y reacomodar las actividades no es fácil, pero muchas veces queremos encontrar la energía en más actividades para liberar endorfinas, más proteínas para tener músculos, más vitaminas, todo en “más” hace mal.
El síndrome inflamatorio generalizado es una entidad que cada vez más gente lo sufre poniendo diferentes nombres.
¿Se cura? Sí, con un cambio de pensamiento primero que lleve a tomar medidas de hábitos acordes a nosotros, por eso tanta gente recurre a técnicas de conocimiento personal donde aprenden a respirar, comer saludable, descansar mente y cuerpo en forma equilibrada para equilibrarse.
No dando más sino escuchándonos. Feliz y bendecido domingo pidiéndole a nuestro guía sabiduría para actuar y saber elegir. Temperancia: palabra clave para vivir con plenitud.