El Gobierno provincial decidió ayer intervenir en el conflicto que no sólo involucra a los operadores que venden sus productos sino también a changarines y otros actores que hacen al día a día del Mercado Central de Misiones.
Con crudeza, un comerciante que viene comprando en el lugar desde que se abrió el MCM, relató ayer en FM 89.3 Santa María de las Misiones que la situación es grave y parece lejos de solucionarse sin una decisión política.
Pero, se evidencia en el paro de 48 horas de la mayoría de los operadores, que el presidente del organismo Jorge Brignole no parece tener la suficiente autoridad para cortar con la tensión, las denuncias por aprietes e inseguridad que son moneda corriente en el predio.
Este comerciante reveló que el consumo de bebidas alcohólicas, sustancias adictivas y hasta una financiera “trucha” son parte del lamentable folclore de un espacio público estatal.
En el medio están los changarines en negro, de los que nadie quiere hacerse responsable por cualquier siniestro o accidente; los aprietes para que solamente ellos carguen y descarguen con un costo impuesto por estos “trabajadores”; las amenazas para direccionar las compras a un solo operador del Mercado, entre otros hechos de suma gravedad.
Con la intervención provincial, asignada al ministro de Coordinación de Gabinete, Ricardo Wellbach, al menos por ahora se dejó sin efecto la protesta de los vendedores y que tuvo un efecto negativo sobre pequeños comercios de toda la provincia que se quedaron sin abastecimiento de frutas y verduras por 48 horas.
En gran parte, la presencia policial ayuda a reestablecer un clima menos tenso en el predio. Sin embargo, es difícil pensar que la fuerza de seguridad vaya a mantenerse muchos días más en la custodia que llevó tranquilidad a los manifestantes. Entonces, será el momento en que Brignole deberá demostrar cuánta autoridad le queda para llevar paz al trabajo.