Si bien es cierto que para meditar solamente nos necesitamos a nosotros y un poco de silencio, muchas veces tenemos un rincón al que podemos darle ese lugar porque así también nos mantiene en otra energía.
Un espacio de meditación ayuda a salir de la energía arrolladora del día a día, y tan sólo ingresar en él ya nos hará sentir que nuestra vibración se va equilibrando.
Hay tantas maneras de acondicionar nuestro espacio mindfulness (conciencia plena) que no nos cansamos de mostrarles las opciones.
Podemos aprovechar esta tranquilidad para relajarnos y hacer que nuestra mente cultive sentimientos positivos como el amor, la compasión y la paciencia.
Tu lugar puede tener colores, puede ser rústico, incluso en él podrás colocar algunas plantas para absorber su energía mientras meditas.
Colgar mandalas, atrapasueños, disponer de una mesita para encender una vela y un sahumerio. Y a ¡disfrutar de tu paz interior que crea realidades!