Si bien es muy importante fijar metas y objetivos para tener claridad de destino, a veces quedamos sólo en eso sin diseñar el proceso que nos llevará hasta allí, me refiero a estos pequeños escalones que uno a uno nos ayudarán a llegar.
La mayoría de las veces, esto sucede pues es más fácil tener en claro a dónde queremos llegar que el camino para hacerlo.
Sin embargo, si pensamos en términos de “resultados”, podemos observar que éstos tienen más que ver con el “sistema” que utilizamos que con la “meta” planteada.
¿Cuál es la diferencia entre “metas” y “sistemas”? Scott Adams señala que las metas son los resultados que quieres obtener, en tanto que los sistemas son los procesos que seguís para alcanzar los resultados.
Por ejemplo, si sos empresaria, la meta puede ser facturar un millón de dólares en determinado período de tiempo. Tu sistema estará constituido por el diseño que apliques a desarrollar nuevos productos, establecer canales de venta, contratar empleados, publicidad, etc.
Sucede lo mismo con los conflictos, cuando alguien nos plantea una situación o cuestión angustiante, enseguida queremos darle consejo y proponerle soluciones -meta-, sin pasar por el proceso que contemple el mapeo, superar los posicionamientos iniciales e indagar intereses, chequear, generar opciones, etc.
Diseñar y confiar en el proceso nos permitirá, finalmente, y después de mucho trabajo y persistencia, alcanzar los resultados.
Siguiendo el ejemplo de James Clear: “Imagina que tienes una habitación muy sucia y desordenada y que estableces la meta de limpiarla y ordenarla. Si reúnes la energía para hacer el trabajo necesario, entonces habrás ordenado la habitación, al menos por el momento.
Pero si mantienes los mismos hábitos descuidados y desordenados que te llevaron a tener una habitación en muy mal estado, pronto volverás a tener las cosas fuera de lugar y estarás a la espera de un nuevo ataque de motivación para limpiarla. Seguirás persiguiendo un resultado porque nunca te tomaste el tiempo de cambiar el sistema que está detrás de él. Curaste un síntoma sin hacer nada para resolver su causa”.
Los resultados nunca son el problema, simplemente nos sirven para establecer un rumbo. En lo que realmente debemos enfocarnos es en un sistema que nos lleve a alcanzarlos.
Cuando intentás resolver un problema a partir de los resultados, solamente obtendrás calma momentánea, o diferirlo para más adelante. Si en verdad querés lograr una mejora perdurable, deberás enfocarte en el proceso o sistema para gestionarlo adecuadamente.
Con un buen sistema los resultados se alcanzan por sí mismos. Es el proceso el que determinará tu progreso.