Hace unos días Hace unos días se conocieron a nivel país los alarmantes resultados de las pruebas Aprender, un examen tomado el año pasado que reveló entre otras cosas que la lectoescritura, un examen tomado el año pasado que reveló entre otras cosas que la lectoescritura sigue siendo una de las principales deficiencias en los alumnos argentinos de sexto grado. Ante eso, muchas provincias incluida Misiones, evaluaron más en profundidad la propuesta del Ministerio de Educación de la Nación de agregar una hora más de clases en la primaria, sin embargo, muchos profesionales e investigadores de la educación no ven esto con optimismo ya que, ante todo debería repensarse un nuevo método de enseñanza que empiece por la formación docente y un nuevo formato de alfabetización. Así lo explicó a FM 89.3 Santa María de las Misiones, la licenciada en Ciencias de la Educación, especialista en alfabetización María Magdalena Lacunza.
Se trata de una problemática muy compleja que, según la especialista sólo se agudizó con la pandemia, pero se remonta al año 1987, cuando el país cambió la línea de enseñanza.
“Al comienzo no se notaba tanto porque los maestros que daban clase estaban formados todavía en otra línea, pero al pasar los años, los nuevos maestros ya están formados en esta línea nueva que realmente no logra que los chicos aprendan a leer y escribir en tiempo y forma”, indicó.
Es decir, mientras que los niños en primer grado deberían leer y escribir al menos algunas palabras, llegan a esa instancia sin esas habilidades; lo que, a su vez, retrasa el trabajo del docente en el “proceso comprensivo” que, según Lacunza, es una instancia que sí o sí hay que iniciarla de forma temprana.
A su vez, como se trata de problemas “de base”, como indicó la licenciada, son arrastrados no sólo durante toda la primaria, sino en la secundaria.
“Estamos en una situación muy grave porque los profesores de secundaria están recibiendo un 50% de alumnos sin habilidades de lectoescritura. Un profesor de geografía, por ejemplo, que no se formó para enseñar a leer y escribir tampoco sabe cómo enseñarle al chico y mejorar su situación”, indicó.
Asimismo, siguiendo esos pasos, la educación universitaria no queda exenta, “no por nada tenemos una de las universidades más masivas pero con baja cantidad de egresados a comparación de otras que tienen menos masividad pero que egresan muchos más porque tienen las herramientas para permanecer”, indicó. Todo esto conforma un ciclo educativo “que está mal de principio a fin” señaló.
“Si el remedio es el equivocado no sirve dar más”
El análisis de la especialista culminó en que una hora más de clases no es la solución al problema estructural educativo, salvo que se cambie el método de enseñanza desde la formación docente.
En ese marco explicó “absolutamente todos los métodos de enseñanza hablan de que un niño logra alfabetizarse cuando entiende que las palabras están compuestas por sonidos y que estos sonidos coinciden con una letra que se puede escribir”.
Por su parte, en Argentina se utiliza la premisa que el niño debe descubrir solo esa relación entre las letras, sus sonidos y las palabras. “Es como si pusiéramos una fábrica de autos donde los empleados tienen que descubrir solos la rueda, algo que ya está descubierto hace siglos”, afirmó la especialista.
Es decir, según Lacunza, este proceso de descubrimiento de forma prácticamente independiente que debe hacer el niño, hace que terminen alfabetizándose tardíamente, en el mejor de los casos.
Ante eso, planteó su propuesta articulada en conjunto con la doctora investigadora del CONICET Ana María Borzone, en la cual el maestro a través de juegos es el que debe enseñar este principio alfabético.
Por otro lado, destacó que la tecnología debe ser una aliada de la alfabetización y la educación en general, no algo utilizado “para que los chicos no se porten mal”, en referencia a aquellos padres que le dan el celular o la tablet a sus hijos para que éstos se mantengan callados.