Ser libre emocionalmente significa saber gestionar nuestros sentimientos y a la vez saber defendernos, respetando siempre a quien tenemos enfrente. Para vivir sin miedo hay que ser capaz de tomar decisiones.
Las emociones en nuestra vida son una parte importante, son inherentes a nosotros, nos acompañan en todo momento y nos afectan. Las reacciones emocionales ante cualquier circunstancia o situación, son automáticas, aparecen sin que seamos conscientes y muchas veces, no podemos controlarlas.
Por eso es tan necesario conocernos, saber qué nos hace reaccionar, qué nos enoja, qué nos duele, qué nos genera tristeza y aprender a gestionar estas emociones en nuestra vida para vivir libremente.
Encontrarnos con nuestras reacciones y reconocerlas no es fácil, ya que la mayoría del tiempo estamos juzgando las emociones de otras personas y no nos damos cuenta que nosotros también las tenemos.
Así sucede que cuando nos damos cuenta, por ahí nos sorprendemos de lo que encontramos, a veces no nos gusta, pero eso nos brinda libertad a la hora de relacionarnos, ya que cuando asumimos nuestras acciones nos sentimos libres.
Al ir conociéndonos, dejamos de necesitar el reconocimiento afuera y ya no nos afecta lo que nos dicen, sean críticas o palabras que no suman. Porque sabemos que estamos aprendiendo, y que podemos equivocarnos, y lo aceptamos.
Cuando no estamos conscientes de nuestra vida emocional es como si estuviésemos caminando en una calle oscura, no podemos ver el camino pero sobre todo no nos vemos, es así que dejamos que otros decidan por nosotros y vivimos otras vidas y no la nuestra.
Hoy los invito a mirarse y ver dentro de cada uno. ¿Cómo se están sintiendo con ustedes mismos?, ¿libres o atados a las palabras de afuera?
¿Se sienten libres emocionalmente o están llenos de apegos?
Preguntas para reflexionar solamente, siempre con la idea de mirarnos sin máscaras y ¡encontramos!
Que Dios los bendiga.