Para el desarrollo de liderazgos eficientes la flexibilidad es una capacidad crucial, el mundo actual nos exige actualización y revisiones constantes.
En este contexto de desarrollo de competencias es necesario poder incluir una que distingue a las personas eficaces de aquellas que no lo son: la habilidad de aprender a aprender y a desaprender.
Las cosas han cambiado en los últimos años y lo siguen haciendo cada vez más aceleradamente, entonces, si queremos afrontar los cambios de manera provechosa, debemos revisar la forma en que hemos aprendido, por ejemplo, a resolver problemas.
Abraham Maslow, Martin Broadwell y Noel Burch, en diferentes momentos, fueron desarrollando cuatro ejes de competencia que nos ayudan a revisar este camino de aprender a aprender y desaprender, que podríamos esquematizar de la siguiente manera:
1) Lo que sé que sé
Desde aquí y sólo desde aquí, es posible hacer el camino progresivo para aprender mejores habilidades que sé que necesito. O bien, el camino regresivo de lo que necesito desaprender.
2) Lo que sé que no sé
Tomar conciencia de lo qué no sabemos es clave. Nos permite anticipar problemas, elaborar estrategias y prepararnos para lo inesperado.
Cuando sabemos que no sabemos algo estamos listos, o deberíamos estarlo, para pedir ayuda. Sólo podemos crear estrategias para resolver problemas nuevos si asumimos la responsabilidad que implica no saber algo.
3) Lo que no sé que sé
Refiere a las habilidades que hemos adquirido a lo largo de nuestras vidas, que no podemos explicar metodológicamente para que otros las puedan aplicar. Al no contar con un método es difícil dejar capacidad instalada en una organización para que lo hagan por sí mismos.
4) Lo que no sé que no sé
Este es el caso típico de personas que por su cargo, experiencia o tipo de autoridad toman decisiones en donde ellos no tienen conocimiento real. De alguna forma son personas que no pueden ver sus propios límites en cuanto a lo que pueden resolver en realidad y lo que no. Se concentran más en el tipo de autoridad que tienen o en su estatus que en los datos que tienen para tomar ciertas decisiones.
Este impedimento de ver límites en lo cotidiano no nos permite pedir la ayuda adecuada o nuevos puntos de vista que nos ahorren tiempo, dinero o energía emocional para superar los obstáculos cotidianos.
Conocer en qué espacio nos encontramos nos permitirá mejorar nuestras habilidades, de manera tal, por ejemplo, de no caer en liderazgos que obligan a los miembros de la organización a “amoldarse” a la forma del líder, dejando de lado modos más eficientes, rápidos o de menor costo para resolver desafíos.
El saber implica diferentes campos que se encuentran desarrollados en diferente magnitud en cada uno de nosotros, esto se ve reflejado en el modo en que tomamos decisiones, revisemos en cual nos encontramos para potenciarlo y expandirlo.
Somos eternos aprendices.