La Cámara de Representantes declaró “Patrimonio Histórico, Cultural, Arquitectónico, Paisajístico y Turístico” a la Iglesia Santa Cecilia ubicada en la colonia Cuña Pirú, ruta provincial 223. También formarán parte de este dominio innegable, las actas que se encuentran en los archivos bibliográficos y que refieren sobre el mencionado templo religioso.
En el año del centenario de su creación, la noticia de la declaración genera gran alegría a los lugareños, como parte de la reivindicación histórica de esta pujante zona, que dentro del marco del proyecto colonizador de Carlos Culmey en el año 1919 fueron llegando a la colonia Cuña Pirú, atraídos por una maravillosa publicidad sobre la tierra colorada.
Así como las primeras familias se fueron asentando al margen del arroyo, por la facilidad de poder alimentarse y acceder al agua, los primeros pobladores poseían una imperiosa necesidad de contar con un espacio donde profesar su fe, razón por la cual, se improvisa una capilla tipo rancho para celebrar la eucaristía. Este espacio se encontraba inicialmente en lo que hoy es la ruta 223 acceso al cementerio de los pioneros.
Actualmente en el lugar donde estuvo la primera capilla se colocó una ermita al pie de un árbol nativo. Datos curiosos y anecdóticos son los casamientos de varias parejas a veces en simultáneo en un mismo día, lo cual se daba ya que el sacerdote venía desde Puerto Rico una sola vez al mes o a cada tanto para este tipo de acontecimientos.
Tiempo después, ya con más familias en la región, la necesidad de un nuevo edificio fue indispensable y es por ello que se edificó la primera capilla de madera, con ayuda de los vecinos a un costado del cementerio donde funcionó por muchos años.
De acuerdo a los datos históricos, la población seguía aumentando, lo que motivó a los feligreses a buscar o generar un lugar más amplio y de esta manera, aquel primer edificio de madera que funcionó al comienzo también como escuela, pasó a formar parte de otra capilla de nombre San Wendelino, en una zona más alejada de la colonia.
Pensando en un nuevo lugar para el edificio definitivo, el vecino Eugenio Bernardy y su esposa Silvia Vier, donaron el actual terreno donde se encuentra la construcción magnífica de la Iglesia Santa Cecilia sobre la ruta 223, además Ignacio Bernardy y su esposa Julieta Froelich, cedieron 6 hectáreas, donde hoy día se encuentra el salón y el tradicional cerro navideño, espacio donde desde el año 1974 se hace el pesebre viviente, en un escenario único rodeado de naturaleza donde cientos de personas de distintos lugares se acercan movidos por la fe a revivir el nacimiento de Jesús cada 24 de diciembre.
La construcción del nuevo edificio significó mucho sacrificio, su estructura cuenta con la piedra fundacional que fue colocada aproximadamente en 1958.
Tal como lo muestran las imágenes, que pertenecen al archivo de María Angélica Bernardy y Mariela Alejandra Mallmann, esta última periodista oriunda de la localidad es quien llevó adelante la investigación, con el acompañamiento del concejal Pedro Alles, que presentó el proyecto en el Concejo Deliberante local, donde se aprobó por unanimidad la Declaración de Patrimonio Histórico, el 7 de octubre del año pasado.
Posteriormente, con el acompañamiento del intendente Víctor Vogel, se solicitó el tratamiento en la Cámara de Representantes y se logró la promulgación de la Ley con el apoyo del diputado Isidro Duarte, el pasado 23 de junio declarando a la capilla “Patrimonio Histórico, Cultural, Arquitectónico, Paisajístico y Turístico”, detalló Mallmann.
Una colonia “muy pujante”
Mirta Jungblut, nieta e hija de pioneros de la colonia de Ruiz de Montoya e integrante de la comisión Santa Cecilia, contó que “alguna vez Cuña Pirú fue una colonia muy pujante. Los primeros inmigrantes llegaban de diferentes países del mundo. En el año 1922, en Navidad, porque las misas se celebraban en Pascua y Navidad, cuando el sacerdote llegaba a caballo, pues los caminos eran apenas picadas, se concretó la primera comisión de la iglesia Santa Cecilia”.
“Primero fue una capilla rancho, como eran las primeras casas de los habitantes. Luego se convirtió en una iglesia de madera ubicada al lado del cementerio. Las reuniones y rezos fueron constantes por las penurias y dificultades de aquellos tiempos, Dios solía ayudar mucho…tiempos de insectos, picadas y apenas algunos blancos en los montes eran el entorno constante de aquellos que dejaron atrás sus familias de origen, internándose en una nueva tierra. La misión era lograr objetivos comunes (iglesia, escuela, caminos). Para ello había que luchar juntos”.
Agregó, “corría el año 1957, una consulta a vecinos de la época se convirtió en realidad cuando se comenzó a construir una iglesia de material, gracias a un terreno donado. Santa Cecilia pasó por las mismas situaciones que su gente (primero rancho de pindó, luego capilla de madera y finalmente construcción de mampostería). Fueron muchas las familias que ayudaron”.