La parroquia del Jesús Misericordioso es la más grande de la Diócesis de Posadas y está ubicada en Itaembé Miní, donde el sacerdote Gervasio Silva transita a diario por sus calles y tiene un contacto permanente con los vecinos, en especial con aquellos que concurren a los merenderos de Cáritas, donde si bien a partir de la flexibilización de la pandemia bajó casi un 20% el número de asistentes, por otro lado “creció la cantidad de personas que se acercan a pedir alimentos”.
El padre “Gerva” viene trabajando intensamente junto a un equipo de colaboradores en la parroquia, llevando siempre una palabra de aliento a quien lo necesita, siendo positivo, impulsando “a hacer y a no quedarse de brazos cruzados esperando” pero muchas veces la realidad lo golpea y le cuesta digerir situaciones con las que se encuentra a diario.
“Es muy triste y duro, pero es la realidad que nos toca vivir. Acá cerca de la parroquia hay unos contenedores chiquitos que los puso la Municipalidad y están frente al barrio Belén, cada dos cuadras. Allí uno pasa, por lo general en el horario de la tarde y ve a numerosos niños revisando la basura, buscando y buscando algo que les sirva”, señaló el padre Gervasio a PRIMERA EDICIÓN.
Siguió detallando que “es una realidad muy dolorosa que a veces no se visibiliza lo suficiente como para poder trabajar un poco más ese tema. Golpea muy fuerte ver a los chicos en esa situación”.
“Bajó pero creció”
El 24 de abril último la parroquia Jesús Misericordioso realizó un relevamiento en los merenderos a los que ayudan en su jurisdicción de la Diócesis de Posadas, “en ese momento eran 515 niños y bajamos con relación al año pasado cuando eran 600”, lo que sería una buena noticia pero pareciera no ser tan así porque “porque si bien son 75 menos se debe a la reactivación después de la pandemia, algunas familias comenzaron a trabajar y se supone que los niños meriendan en su casa”.
El sacerdote remarcó que “las estadísticas son muy claras, 5 de cada 10 niños son pobres y en nuestro barrio eso se nota mucho.
Acá cerca de la parroquia uno hace 700 metros por la 147 hacia la 200 y se encuentra con los chicos revolviendo en la basura y viendo qué comer, eso nos parte el alma y tratamos desde Cáritas de asistirlos”.
También comentó que “nos llama la atención que la gente se acerca a los merenderos porque no tiene para comprar un paquete de azúcar, de fideo, o de arroz, cuando saben muy bien que nosotros servimos únicamente una chocolatada con pan casero o torta frita.
Ahí nos damos cuenta de que se van sumando familias que no pueden comprar lo básico para vivir, eso es preocupante y eso se está dando en los últimos meses. Cuando salen los ‘bonos’ de ayuda mejora un poco el tema, pero es pan para hoy y hambre para mañana.
No somos especialistas en analizar eso, solamente contamos lo que sucede en la práctica, hay gente que sabrá si sirve o no sirve el bono, si la gente la utiliza como se debe o no. Nosotros no nos metemos en eso pero sí notamos que cuando hay bono merma un poco la cantidad de gente que viene a buscar mercaderías y cada tanto aumenta, como está pasando ahora”.
Pero no todo son pálidas porque recalcó que “llama la atención la solidaridad de la gente, como el caso de una señora del barrio, que tiene una estética, Verónica Terrusi, que también da clases de bailes latinos y es una persona súper ocupada, que trabaja mucho, pero que se hace un tiempo cada tanto para dar clases de baile latino solidario acá en la parroquia y juntar mercadería para los merenderos y comedores que tenemos”.
Dijo que “estas cosas son dignas de destacar porque hay personas que hacen ese esfuerzo invalorable, que suma y que agradecemos de corazón, porque es algo que atrae a la gente y a partir de una actividad ser solidarios ”.
Comenzó la campaña solidaria para reunir mantas, frazadas y abrigos
Con la llegada del invierno y los días de baja temperatura, la parroquia Jesús Misericordioso inició la campaña “Que ninguna familia pase frío en este invierno”, con el propósito de juntar frazadas, mantas y abrigos que serán destinados a aquellas familias que más necesiten.
El párroco Gervasio Silva señaló a PRIMERA EDICIÓN que “siempre esta campaña la iniciábamos antes pero como no hubo fríos tan intensos no habíamos comenzado. La gente de la capilla Buen Pastor, que está en el barrio Club de Educación, fueron los que nos solicitaron que comencemos porque ya unas familias se habían acercado a pedir frazadas. Es por eso que en principio decidimos iniciar una campaña de frazadas y mantas pero también la hicimos extensiva a camperas y abrigos, sobre todo para niños”.
Recalcó que “iniciamos la campaña la semana pasada y ya hubo gente que se acercó a la parroquia a traer su bolsa con ropas que ya no utiliza. Nosotros siempre confiamos mucho en la solidaridad de la gente que muchas veces recibe un regalo o tiene de más y tiene ropa que no usa, no cuesta nada tomarse 20 minutos para mirar el ropero y decir bueno esto ya hace como un año que no uso, que no me entra más, lo puedo regalar porque tengo bastante. Nosotros apelamos a eso, a la gente que tiene y pueda compartir que hay otros a los que les falta ese abrigo y que les vendrá muy bien”.
Contó el padre Gervasio que en el trabajo diario con cada comunidad, “tratamos de llevar un trabajo bastante personalizado y se sienten las carencias en este contexto económico actual. Aunque son muchas las familias que se acercan tratamos de conocerlas, hablar con cada una de ellas, nos damos cuenta incluso a quién se le debe regalar la ropa, porque la valoran, la lavarán, la cuidarán y quien no hace buen uso de esa ropa, porque van la usan y la descartan. Conocemos a las familias muy bien”.
Agregó que “hay un grupo de Cáritas, de unas 30 mujeres, que trabajan en los merenderos y conocen muy bien la realidad. Incluso hacemos ferias para poder luego, con lo que se recauda, comprar harina, aceite, azúcar y chocolate para servirle a los niños. Todo con la solidaridad de la gente que se acerca a colaborar”.