Desde 2020, cada 22 de mayo se recuerda el Día Internacional de la Diversidad Biológica, fecha establecida por Naciones Unidas (ONU) para promover la importancia de la educación y la conciencia pública sobre el cuidado de los recursos naturales.
Tras los incendios y la sequía que afectaron a Misiones y gran parte de Corrientes, la fecha cobra una relevancia especial este año. También por la alarmante desaparición de especies y ecosistemas que se registra a nivel global, por el avance de la actividad humana lo que obliga a revisar las prácticas y definir nuevas estrategias para el futuro.
Este año, desde el equipo del Instituto de Biología Subtropical que integran el CONICET y la Universidad Nacional de Misiones (UNaM), dieron a conocer un estudio realizado por investigadores del mismo y que fue publicado en la revista Biological Conservation.
El mencionado estudio advierte a Misiones la necesidad de conservar nuevas áreas que hoy no cuentan con la protección legal, para ayudar a la permanencia de al menos cinco especies de mamíferos.
Al respecto, desde el IBS explicaron en un documento al que accedió PRIMERA EDICIÓN que “en el Bosque Atlántico, una de las zonas más biodiversas del mundo y que se extiende por parte de la provincia de Misiones, investigadores del CONICET realizan estudios para aportar a la toma de decisiones que permitan el cuidado de este valioso ambiente.
Uno de los trabajos más recientes logró identificar cuáles son los fragmentos que deben priorizarse para contribuir a la conservación de los mamíferos de esta región”.
El estudio incluye un mapa que muestra los remanentes de bosque que deben ser conservados para mantener la conectividad y disponibilidad del hábitat de cinco especies de mamíferos. En la investigación se advirtió que “la mayoría de los fragmentos detectados como de alta prioridad no están protegidos legalmente”.
“Aunque Misiones cuenta con extensas áreas protegidas por parques nacionales y provinciales, existen otros fragmentos de ecorregiones como el Bosque Atlántico y la Selva Paranaense que albergan altos niveles de biodiversidad pero que no están incluidos en esos espacios. Estos remanentes se encuentran desconectados y están inmersos entre áreas productivas como chacras y plantaciones forestales, pero aun así, representan una gran oportunidad de conectividad y desplazamiento de los animales”, indicaron desde el Instituto.
Para determinar las áreas prioritarias, uno de los criterios que se utilizan en conservación consiste en enfocarse en los requerimientos de las especies más sensibles, que podrían correr riesgo de extinción si las amenazas se acentúan.
En este caso, el estudio estuvo centrado en carnívoros y hervíboros de distintos tamaños, con el objetivo de representar el amplio espectro de los mamíferos terrestres: el tapir (Tapirus terrestris); la comadreja de orejas negras (Didelphis aurita); el agutí (Dasyprocta azarae); la corzuela colorada (Mazama americana) y el ocelote (Leopardus pardalis).
“Nuestra investigación consideró como requerimientos de las especies a dos características principales. Una de ellas es la disponibilidad de hábitat, es decir la cantidad y el tamaño de las áreas de bosque que están en buen estado de conservación. Además, también analizamos la conectividad, que consiste en ver cuán conectados están los remanentes y la posibilidad de los animales de moverse entre ellos”, explicó María Eugenia Iezzi, becaria postdoctoral del CONICET en el IBS y primera autora del estudio.
Se identificaron y caracterizaron todos los fragmentos de bosque del norte de Misiones que tienen más de cuatro hectáreas, de acuerdo a su tamaño y según la probabilidad de ocurrencia de cada especie basada en modelos que utilizaron registros de cámaras-trampa.
Además, se caracterizaron los ambientes que rodean a los fragmentos de bosque y se estimó la probabilidad de que cada especie pueda movilizarse por ellos, según se trate de una ciudad, un lago o distintos cultivos, como plantaciones de pinos, yerba mate, maíz o mandioca. También se estimó la distancia entre los fragmentos.